miércoles, 10 de diciembre de 2008

¿Que tan efectivos son los boicots económicos de la comunidad gay?


El dólar gay nunca ha estado tan fuerte como en la actualidad. La aprobación de la Proposition 8 generó protestas en todo el país. Por consiguiente, los activistas gays han dado a conocer los nombres de los prominentes empresarios que donaron dinero a la Prop 8 con el objetivo de boicotear a estas empresas. Esta iniciativa, además de ser parte de la historia gay, también genera una serie de preguntas respecto a la eficacia de estos boicots.Es conocido el boicot que se organizó hace pocas semanas atrás luego del estreno de “Milk”, la película de Gus Van Sant que narra la vida del desaparecido supervisor gay de San Francisco, hacia la cadena de cines Cinemark la cual se negó a estrenar la película en sus salas de Salt Lake City y debido a que su junta directiva fue una de las que donó dinero a favor de la Prop 8. Justamente en el año 1977, Milk lideró un boicot contra Coors Brewing Company a causa de las políticas anti-gays de la empresa convirtiéndose así en el primer boicot económico organizado por la comunidad gay en los Estados Unidos. Pero no es solamente la presencia de gays y lesbianas fuera del closet (y sus organizaciones) lo que resalta las complejidades y diferencias de los boicots económicos del día de hoy. De acuerdo a un reporte de la Asociación Internacional de Turismo Gay y Lésbico, los consumidores gays y lesbianas gastan alrededor de 55 mil millones de dólares al año en Norteamérica en sus hobbies y tiempo libre. Es por eso que tiene sentido y es efectivo el pedirles a los consumidores gays que le nieguen su dinero a aquellos empresarios cuyas políticas son evidentemente anti-gays. Entonces, ¿los boicots económicos son realmente efectivos? Eric Stanley, un importante activista de la comunidad queer, asegura que "el problema de los boicots económicos como forma de lograr un cambio se contradice con el concepto de que está 'todo bien' cuando no hay alguno que se está llevando a cabo". Para Stanley, los boicots económicos "mantienen el mito capitalista del libre mercado en épocas de 'no-boicots'". En otras palabras, los boicots no amenazan esa sistemática desigualdad que se da entre algunos gays que son consumidores ricos y aquellos que son empleados mal pagos en hoteles con políticas anti-gays. Pero Stanley también reconoce que algunos boicots económicos, como en el caso de Sudáfrica, pueden servir para ejercer presión en corporaciones que apoyen políticas de estado como el apartheid. Es muy probable que la comunidad gay continúe presionando con boicots económicos que quizás logren algún tipo de resultado. El poder del dólar gay seguirá creciendo, más allá del hecho de que algunos de nosotros, gays o heteros, cada vez tenemos menos dólares para gastar en primer lugar.

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