lunes, 29 de diciembre de 2008

La incomprensión familiar daña la salud de los hijos homosexuales



  • Este rechazo aumenta el riesgo de depresión, suicidio y consumo de drogas ilegales

  • Un proyecto pretende evitar que este conflicto acabe con el abandono del hogar familiar

MADRID.- Cuando un padre critica abiertamente la homosexualidad de uno de sus hijos o una madre justifica el acoso escolar que sufre, diciéndole que no debería haber 'salido del armario' haciendo pública su condición sexual, están perjudicando en gran medida la salud de su retoño.
Los gays, lesbianas y bisexuales que se sienten rechazados por su entorno más cercano a una edad temprana podrían experimentar, frente a quienes sí se sienten respaldados por sus familias, hasta 8,4 veces más inclinación al suicidio, una propensión 5,9 veces mayor a sufrir una depresión y una exposición 3,4 veces mayor al consumo de drogas ilegales y a las conductas sexuales de riesgo.
Esto es lo que afirma el estudio titulado 'El rechazo familiar como factor predictivo de consecuencias negativas para la salud de jóvenes lesbianas, gays y homosexuales blancos y latinos' y que será publicado en el número de enero de la revista
'Pediatrics'.
La doctora Caitlin Ryan, autora de este estudio y directora del proyecto 'Aceptación Familiar' de la Universidad Estatal de San Francisco (EEUU), afirma que las conclusiones de este trabajo "ayudarán a desarrollar recursos y herramientas que fortalecerán a las familias y permitirán la mejora de la situación de los jóvenes homosexuales y sus allegados. En lugar de considerar a la familia como parte del problema, este nuevo enfoque la considera un recurso esencial para mejorar la salud de los hijos".
Evitar el abandono del hogar
Una de las mayores preocupaciones del proyecto es proporcionar un instrumento de prevención de conflictos familiares que pueden culminar en la expulsión del hogar del adolescente homosexual. "Una intervención temprana en las familias puede prevenir comportamientos de rechazo y ayudar a mantener a estos jóvenes en sus casas", prosigue Ryan.
Éste sería uno de los mayores logros a conseguir, ya que, según los datos obtenidos por la National Gay and Lesbian Task Forces en colaboración con la National Coalition for the Homeless aproximadamente un 42% de los 1,6 millones de jóvenes sin hogar que viven en EEUU pertenece al grupo denominado GLBT (gays, lesbianas, bisexuales y transexuales).
Según los datos arrojados por el estudio desarrollado por el equipo de la doctora Ryan, los padres y tutores pueden modificar el comportamiento de rechazo una vez comprenden el grave daño que causan sus palabras y acciones en la salud de sus hijos. Un cambio en el comportamiento paterno, aun siendo pequeño, parece tener un impacto claro en la reducción de los riesgos que amenazan la salud y bienestar de los adolescentes y homosexuales.
El trabajo se realizó sobre una muestra de 245 jóvenes lesbianas, gays y bisexuales con edades comprendidas entre los 21 y los 25 años y cuya condición sexual era conocida por al menos uno de los progenitores o cuidadores durante su adolescencia. Se demostró que la mitad de quienes experimentaron rechazo por parte de su entorno familiar cuando eran menores de edad sufren considerables problemas de salud mental, así como de consumo de drogas.
Las conductas sexuales de riesgo, aunque en menor grado, mostraron también una alta incidencia en ese grupo, especialmente entre los hombres de origen latino, que también presentaron una mayor vulnerabilidad a la depresión y a las ideas suicidas.
La familia importa
El doctor Sten Vermund, pediatra y catedrático de la Universidad Vanderbilt, afirma que el estudio "muestra claramente el terrible daño que produce el rechazo familiar, incluso cuando los padres lo expresan con la mejor intención, siguiendo creencias firmes o pensando que de esta manera están protegiendo a sus hijos".
A su juicio, problemas de salud mental como la depresión y el suicidio y las prácticas sexuales de riesgo, aumentaron significativamente a raíz del rechazo familiar sufrido por los jóvenes homosexuales y bisexuales. "En EEUU la mitad de los nuevos casos de sida se producen en hombres que tienen sexo con otros varones, por lo que es vital que los mensajes de prevención lleguen a los jóvenes y a quienes conviven trabajan con ellos", concluye Vermund.
Este análisis supone un paso más en los estudios sobre la influencia de los factores externos en la salud de los jóvenes homosexuales, ya que, si en otras ocasiones se ha procedido a analizar el estigma que suele ir asociado a la homosexualidad en el entorno escolar y otros círculos sociales, es sorprendente la poca atención que se había prestado con anterioridad a la influencia de la aceptación o rechazo de progenitores y cuidadores en la salud y bienestar de jóvenes homosexuales y bisexuales.
Según afirma a elmundo.es Luís Perelman, Cofundador de la Asociación Internacional de Familias por la Diversidad Sexual y Presidente de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología, "si bien el problema había contemplado con anterioridad el rechazo familiar, éste había sido visto como algo natural frente el que no había nada que hacer ya que se consideraba cuestión de 'suerte' el que los padres aprendiesen a sobrellevar la situación. Sin embargo, gracias iniciativas como ésta, se están obteniendo datos muy crudos de forma científica, que servirán para orientar la toma de decisiones en las políticas públicas sanitarias".
Según Perelman "tal y como hemos observado en el trabajo que venimos realizando con familias de jóvenes homosexuales a lo largo de los años, el poder de los padres es tal que pueden hacer de sus hijos los más felices o los más desdichados. Cuando la familia es un apoyo y no un obstáculo, las circunstancias, por difíciles que sean, se pueden encarar y superar con éxito".

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