Cientos de personas se congregaron para pedir justicia por el ataque al ecuatoriano José Sucuzhañay, cuya muerte fue confirmada el sábado. Un testigo del crimen afirma que los agresores acusaron a su víctima de ser homosexual, por lo que se teme más violencia por homofobia.
Ayer se cumplió una semana de que José Sucuzhañay fue atacado por cuatro jóvenes negros que lo dejaron cerebralmente muerto. Siete días sin que se conozca quiénes fueron los culpables de este crimen catalogado de odio racial.El corazón de José aún latía y la familia abrigaba esperanzas de que un milagro podría ocurrir. Pero el prodigio no se produjo. José murió la noche del viernes, y ayer cientos de personas se dieron cita en el lugar donde ocurrió este ataque para exigir justicia y un pare definitivo a crímenes sin sentido ni razón.José y su hermano Rómel, de 38 años, fueron atacados, pero el segundo logró huir del escenario de violencia. El sábado, junto con su hermano Diego, hizo la declaración oficial de la muerte en el Consulado ecuatoriano, como primer paso para proceder a la repatriación del cadáver.La vigilia de ayer fue organizada por varios frentes, tanto de inmigrantes ecuatorianos como de organizaciones de base de Nueva York, que vienen trabajando contra la violencia racial o de orientación sexual.“Con más razón tenemos que hacer esta vigilia, porque tenemos que mandar el mensaje de que no vamos a quedarnos callados y que queremos justicia”, dijo Carlos Zamora, presidente del Centro Cívico Ecuatoriano.La vocera de la Alcaldía de Nueva York, Christine Quinn, ha tomado el asunto como personal. El jueves repartió personalmente volantes con el retrato hablado de uno de los atacantes en la estación del tren en Bushwick, en el condado de Brooklyn.Ella insistió nuevamente en que este crimen merece una fuerte respuesta de las autoridades de la ciudad, “porque tanta concentración de odio y violencia es inaceptable. No vamos a dejar que esto simplemente pase desapercibido”.Durante su primera conferencia en las oficinas de la Alcaldía, Quinn se refirió a este ataque como “cobarde” y aseguró que los responsables del hecho no se van a salir con la suya.El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, visitó el hospital Elmhurst, donde fue atendido José Sucuzhañay. Este gesto, así como su apoyo moral a los hermanos Sucuzhañay, también es visto como un mensaje de que la ciudad no quiere que hechos como estos vuelvan a ocurrir.La Policía no ha revelado ningún detalle sobre las investigaciones del caso. Los ecuatorianos Marcelo Lucero, en Patchogue; y, Sucuzhañay, en Brooklyn, han muerto por crímenes de odio racial en menos de un mes. Francisco Moya, quien se ha convertido en el vocero oficial de la familia Sucuzhañay, según refiere el diario The New York Times, afirma que esto “es profundamente preocupante”.Hay dos testigos, además de Rómel, que aseguran que fueron cuatro jóvenes negros que se bajaron de un auto rojo oscuro y empezaron a golpear a los hermanos con botellas de cristal y luego con un bate de béisbol. La Policía ha proporcionado el retrato hablado de uno de ellos y tiene trabajando a tiempo completo a un detective en el caso.Las organizaciones de homosexuales y lesbianas también están ejerciendo presión para que no se abandone el caso. Pese a que los hermanos de José han confirmado que él no era homosexual, los atacantes cuando lo golpeaban lo insultaron por su condición de gay. Sus únicos delitos fueron ser latinos y caminar abrazado a su hermano Rómel, porque a esa hora la ciudad registraba temperaturas bajo cero. “Y si así lo fuera, no hay justificación para un ataque así. Gays y lesbianas, igual que latinos y negros y de todas las razas, somos seres humanos”, dijo en una anterior rueda de prensa el embajador Luis Moreno, quien está a cargo de la Casa Ecuatoriana en Nueva York. Por esto, los distintos grupos de homosexuales en Nueva York temen que aumenten los casos de violencia debido a la orientación sexual.José, quien tenía 31 años, deja huérfanos a dos niños. Su hija menor, que tiene 4 años, tiene síndrome de Down, y por esa razón fue enviada hace unos meses por su familia a Ecuador para que la cuiden sus abuelos.
La familia repatriará el cuerpoDolor y consternación se siente en la casa de la familia Sucuzhañay Quintuña, ubicada en la ciudadela Los Trigales, al norte de Cuenca. La muerte de José Sucuzhañay sorprendió a sus seis hermanos y a su padre Florencio Sucuzhañay, quienes estaban reunidos ayer. “Teníamos la esperanza de que se recuperara, que viviera... lamentablemente falleció”, expresó Germán, uno de sus hermanos.Tras conocer la noticia, la madre. Mercedes Quintuña, viajó el sábado pasado a EE.UU.Bryan, de 10 años, y Johanna, de 4, permanecen indiferentes a la muerte de su padre, a quien lo conocían por fotografías. Cuando Oswaldo Sucuzhañay emigró hace nueve años, Bryan quedó de ocho meses. Johanna nació en Estados Unidos, pero al poco tiempo regresó a Ecuador con su madre, Amada Rivera, quien hace un año emigró otra vez.“Ellos mantenían contacto con su padre, pero como no vivían juntos su reacción es tranquila. Ahora tenemos que velar por ellos”, comentó Germán.Hasta ayer en la tarde, los familiares en Ecuador no tenían mayores detalles sobre la repatriación del cadáver. “Estamos tratando de organizarnos con mis hermanos en Estados Unidos para traer el cuerpo de Oswaldo y darle cristiana sepultura”, indicó Germán Sucuzhañay.En menos de un mes, muere otro emigrante ecuatoriano víctima del racismo. El 8 de noviembre, Marcelo Lucero, del cantón azuayo Gualaceo, fue agredido por siete jóvenes en Long Island. Red. Cuenca
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