Luiz Mott, en la sede del Movilh
Mott, histórico activista gay brasileño:
22 de diciembre, (OpusGay.cl).- En su reciente paso por Chile el histórico activista brasileño Luis Mott expresó una postura crítica y constructiva respecto a la representación que las minorías sexuales de América Latina están teniendo en esferas internacionales, como Naciones Unidas (ONU).
Para el fundador del Grupo Gay de Bahía, el más antiguo de América Latina creado en 1980, no siempre existe concordancia entre los activistas que hablan en instancias internacionales por las lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGTB) y el trabajo específico que estos realizan por la defensa de los derechos humanos en sus respectivos países.
"Aprecio que existente la tendencia de que no siempre los activistas en el extranjero sean los militantes que están trabajando o luchando efectivamente contra la homofobia y transfobia en sus respectivas localidades. Muchos son militantes virtuales, pero felizmente entre ellos hay gente que puede ejercer una buena representación", sostuvo Mott luego de reunirse en Santiago con el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).
El profesor de Antropología de la Universidad Federal de Bahía añadió que esa situación explica porque el trabajo de activistas a nivel internacional puede ser importante, pero no definitorio, pues lo imprescindible para los cambios en lo local, y su respectiva traducción en el extranjero, depende del trabajo real que se haga en terreno, en cada país, a objeto de sensibilizar a sus respectivos Estados.
Así por ejemplo, recuerda que el reciente apoyo brasileño a la Declaración sobre Derechos Humanos, Orientación Sexual e Identidad de Genero, presentada por Francia en la ONU la semana anterior, fue el resultado "de una decisión gubernamental", que responde a la movilización de décadas de los variados colectivos LGBT existentes en su país.
"Hay una presencia de activista en instancias internacionales que puede tener un trabajo efectivo, pero no definitivo. Ellos constituyen una presencia mucho más de información y de divulgación de lo que se discute, lo cual por supuesto es importante, pero no de resolución", añade.
Como prueba, recuerda que todos los organismos LGTB que han obtenido la calidad de órgano consultor en la ONU, carecen de voto en esa instancia, lo que es "una tendencia figurativa, pero restrictiva", explicable por la presión de sectores conservadores, como los países islámicos y el Vaticano.
Apuntó que el GGB no tiene un contacto internacional directo con grupos en el extranjero, siendo más bien representando por la Asociación Brasileña de Gays, Lesbianas y Transexuales (ABGLT), de la cual es parte.
Ello, porque hay una "toda una tendencia regional de institucionalización y jerarquización del movimiento. Entonces el Grupo de Gay de Bahía hace años que no participa de estos contactos, no por una razón ideológica, sino por delegación de poderes democráticamente constituidos".
Al hacer un paralelo a nivel más regional respecto a los "embajadores LGBT" y los activistas con trabajos en sus respectivos países, Mott habla de "vocaciones distintas de militancia, por supuesto con señales de oportunismo y personalismo en algunos casos. Por eso cada vez más en Brasil los gay, lesbianas, bisexuales o transexuales tienen colectivos con representación propia y directa, algunos de los cuales son invitados a encuentros internacionales, existiendo unos con verdadero trabajo local, y otros no".
Finalizada su visita a Chile, Mott acordó diversos acercamientos con el Movilh a objeto de intercambiar oportunamente las informaciones sobre los avances, estancamientos o retrocesos en torno a los derechos humanos de la población LGBT que se registran en ambos países.
Para el fundador del Grupo Gay de Bahía, el más antiguo de América Latina creado en 1980, no siempre existe concordancia entre los activistas que hablan en instancias internacionales por las lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGTB) y el trabajo específico que estos realizan por la defensa de los derechos humanos en sus respectivos países.
"Aprecio que existente la tendencia de que no siempre los activistas en el extranjero sean los militantes que están trabajando o luchando efectivamente contra la homofobia y transfobia en sus respectivas localidades. Muchos son militantes virtuales, pero felizmente entre ellos hay gente que puede ejercer una buena representación", sostuvo Mott luego de reunirse en Santiago con el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).
El profesor de Antropología de la Universidad Federal de Bahía añadió que esa situación explica porque el trabajo de activistas a nivel internacional puede ser importante, pero no definitorio, pues lo imprescindible para los cambios en lo local, y su respectiva traducción en el extranjero, depende del trabajo real que se haga en terreno, en cada país, a objeto de sensibilizar a sus respectivos Estados.
Así por ejemplo, recuerda que el reciente apoyo brasileño a la Declaración sobre Derechos Humanos, Orientación Sexual e Identidad de Genero, presentada por Francia en la ONU la semana anterior, fue el resultado "de una decisión gubernamental", que responde a la movilización de décadas de los variados colectivos LGBT existentes en su país.
"Hay una presencia de activista en instancias internacionales que puede tener un trabajo efectivo, pero no definitivo. Ellos constituyen una presencia mucho más de información y de divulgación de lo que se discute, lo cual por supuesto es importante, pero no de resolución", añade.
Como prueba, recuerda que todos los organismos LGTB que han obtenido la calidad de órgano consultor en la ONU, carecen de voto en esa instancia, lo que es "una tendencia figurativa, pero restrictiva", explicable por la presión de sectores conservadores, como los países islámicos y el Vaticano.
Apuntó que el GGB no tiene un contacto internacional directo con grupos en el extranjero, siendo más bien representando por la Asociación Brasileña de Gays, Lesbianas y Transexuales (ABGLT), de la cual es parte.
Ello, porque hay una "toda una tendencia regional de institucionalización y jerarquización del movimiento. Entonces el Grupo de Gay de Bahía hace años que no participa de estos contactos, no por una razón ideológica, sino por delegación de poderes democráticamente constituidos".
Al hacer un paralelo a nivel más regional respecto a los "embajadores LGBT" y los activistas con trabajos en sus respectivos países, Mott habla de "vocaciones distintas de militancia, por supuesto con señales de oportunismo y personalismo en algunos casos. Por eso cada vez más en Brasil los gay, lesbianas, bisexuales o transexuales tienen colectivos con representación propia y directa, algunos de los cuales son invitados a encuentros internacionales, existiendo unos con verdadero trabajo local, y otros no".
Finalizada su visita a Chile, Mott acordó diversos acercamientos con el Movilh a objeto de intercambiar oportunamente las informaciones sobre los avances, estancamientos o retrocesos en torno a los derechos humanos de la población LGBT que se registran en ambos países.
No hay comentarios:
Publicar un comentario