11/Diciembre/2008
Varios lectores me han escrito quejándose de que estoy obsesionada con la Iglesia y que parezco Jaime Peñafiel con la Princesa Letizia. Hombre, no es lo mismo. La Princesa Letizia no le ha hecho nada a Peñafiel o, al menos, nada grave, mientras que la iglesia…Tentada estaba esta semana de comentar las declaraciones de Cañizares sobre la sociedad hedonista y cómo el Príncipe de la Mentira (el diablo, se supone) nos tiene tentados, pero voy a dejarlo para otro día.
Como estamos celebrando el 60 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos me gustaría hablar de Eleanor Roosevelt. Las mujeres pasamos levemente por la vida y hagamos lo que hagamos se nos olvida pronto, parece que los hombres copan todos los puestos de la memoria. Pero el 10 de diciembre es un día para recordar que Eleanor Roosvelt es considerada por muchos como la arquitecta de dicha Declaración. Roosevelt fue Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU desde 1946 hasta 1951, años en los que impulsó de manera decisiva el documento que finalmente, presentó ella misma en un discurso ante la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948. Eleanor Roosvelt fue una defensora infatigable de la minoría negra, de las mujeres y de los pobres en la época de la gran depresión. En EE.UU ha sido considerada en varias encuestas como la “mujer pública más influyente del siglo XX”. Conocida por ser la esposa del Presidente Franklin Delano Roosevelt con el que tuvo seis hijos, no es conocido en cambio que el matrimonio dejó de ser tal relativamente pronto y que ella se enamoró entonces de una mujer con la que vivió un gran amor: la periodista Lorena Hickok. Ambas mujeres se conocieron a finales de los años veinte cuando tenían ya más de 40 años de edad. Lorena era una lesbiana conocida por otras relaciones cuando se encontró con Eleanor. Ésta, que ya consideraba roto su matrimonio, se había rodeado de un círculo de amigas feministas, algunas de ellas lesbianas. En todo caso, lo que comenzó como un encuentro profesional, ya que Lorena era periodista en la agencia AP, terminó como una relación que duró varios años y en la que la periodista se convirtió en una presencia habitual en la Casa Blanca, además de ser la consejera de prensa de la Primera Dama y la persona que más contribuyó a fijar un perfil profesional para ella. “Me has hecho crecer como persona, por el sólo hecho de ser merecedora de ti: Je t'aime, je t'adore”, le escribe Roosevelt a Hickok en una de las casi 3500 cartas que ambas intercambiaron y que aun se conservan. A finales de los años 30 la relación se va enfriando debido a las múltiples obligaciones de Eleanor, que la llevaban de un lado al otro del mundo. Aun así, le escribe: “Querida, sé que no estoy tan disponible para ti, pero te sigo queriendo”. No es fácil para las mujeres pasar a la historia, y mucho más difícil es que se conserve el recuerdo o que no se oculte que han sido lesbianas. Por eso, aprovechando que la Declaración de los Derechos Humanos cumple 60 años, quiero recordar a una de sus artífices principales: mujer y lesbiana. -->
Como estamos celebrando el 60 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos me gustaría hablar de Eleanor Roosevelt. Las mujeres pasamos levemente por la vida y hagamos lo que hagamos se nos olvida pronto, parece que los hombres copan todos los puestos de la memoria. Pero el 10 de diciembre es un día para recordar que Eleanor Roosvelt es considerada por muchos como la arquitecta de dicha Declaración. Roosevelt fue Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU desde 1946 hasta 1951, años en los que impulsó de manera decisiva el documento que finalmente, presentó ella misma en un discurso ante la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948. Eleanor Roosvelt fue una defensora infatigable de la minoría negra, de las mujeres y de los pobres en la época de la gran depresión. En EE.UU ha sido considerada en varias encuestas como la “mujer pública más influyente del siglo XX”. Conocida por ser la esposa del Presidente Franklin Delano Roosevelt con el que tuvo seis hijos, no es conocido en cambio que el matrimonio dejó de ser tal relativamente pronto y que ella se enamoró entonces de una mujer con la que vivió un gran amor: la periodista Lorena Hickok. Ambas mujeres se conocieron a finales de los años veinte cuando tenían ya más de 40 años de edad. Lorena era una lesbiana conocida por otras relaciones cuando se encontró con Eleanor. Ésta, que ya consideraba roto su matrimonio, se había rodeado de un círculo de amigas feministas, algunas de ellas lesbianas. En todo caso, lo que comenzó como un encuentro profesional, ya que Lorena era periodista en la agencia AP, terminó como una relación que duró varios años y en la que la periodista se convirtió en una presencia habitual en la Casa Blanca, además de ser la consejera de prensa de la Primera Dama y la persona que más contribuyó a fijar un perfil profesional para ella. “Me has hecho crecer como persona, por el sólo hecho de ser merecedora de ti: Je t'aime, je t'adore”, le escribe Roosevelt a Hickok en una de las casi 3500 cartas que ambas intercambiaron y que aun se conservan. A finales de los años 30 la relación se va enfriando debido a las múltiples obligaciones de Eleanor, que la llevaban de un lado al otro del mundo. Aun así, le escribe: “Querida, sé que no estoy tan disponible para ti, pero te sigo queriendo”. No es fácil para las mujeres pasar a la historia, y mucho más difícil es que se conserve el recuerdo o que no se oculte que han sido lesbianas. Por eso, aprovechando que la Declaración de los Derechos Humanos cumple 60 años, quiero recordar a una de sus artífices principales: mujer y lesbiana.
Como estamos celebrando el 60 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos me gustaría hablar de Eleanor Roosevelt. Las mujeres pasamos levemente por la vida y hagamos lo que hagamos se nos olvida pronto, parece que los hombres copan todos los puestos de la memoria. Pero el 10 de diciembre es un día para recordar que Eleanor Roosvelt es considerada por muchos como la arquitecta de dicha Declaración. Roosevelt fue Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU desde 1946 hasta 1951, años en los que impulsó de manera decisiva el documento que finalmente, presentó ella misma en un discurso ante la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948. Eleanor Roosvelt fue una defensora infatigable de la minoría negra, de las mujeres y de los pobres en la época de la gran depresión. En EE.UU ha sido considerada en varias encuestas como la “mujer pública más influyente del siglo XX”. Conocida por ser la esposa del Presidente Franklin Delano Roosevelt con el que tuvo seis hijos, no es conocido en cambio que el matrimonio dejó de ser tal relativamente pronto y que ella se enamoró entonces de una mujer con la que vivió un gran amor: la periodista Lorena Hickok. Ambas mujeres se conocieron a finales de los años veinte cuando tenían ya más de 40 años de edad. Lorena era una lesbiana conocida por otras relaciones cuando se encontró con Eleanor. Ésta, que ya consideraba roto su matrimonio, se había rodeado de un círculo de amigas feministas, algunas de ellas lesbianas. En todo caso, lo que comenzó como un encuentro profesional, ya que Lorena era periodista en la agencia AP, terminó como una relación que duró varios años y en la que la periodista se convirtió en una presencia habitual en la Casa Blanca, además de ser la consejera de prensa de la Primera Dama y la persona que más contribuyó a fijar un perfil profesional para ella. “Me has hecho crecer como persona, por el sólo hecho de ser merecedora de ti: Je t'aime, je t'adore”, le escribe Roosevelt a Hickok en una de las casi 3500 cartas que ambas intercambiaron y que aun se conservan. A finales de los años 30 la relación se va enfriando debido a las múltiples obligaciones de Eleanor, que la llevaban de un lado al otro del mundo. Aun así, le escribe: “Querida, sé que no estoy tan disponible para ti, pero te sigo queriendo”. No es fácil para las mujeres pasar a la historia, y mucho más difícil es que se conserve el recuerdo o que no se oculte que han sido lesbianas. Por eso, aprovechando que la Declaración de los Derechos Humanos cumple 60 años, quiero recordar a una de sus artífices principales: mujer y lesbiana. -->
Como estamos celebrando el 60 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos me gustaría hablar de Eleanor Roosevelt. Las mujeres pasamos levemente por la vida y hagamos lo que hagamos se nos olvida pronto, parece que los hombres copan todos los puestos de la memoria. Pero el 10 de diciembre es un día para recordar que Eleanor Roosvelt es considerada por muchos como la arquitecta de dicha Declaración. Roosevelt fue Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU desde 1946 hasta 1951, años en los que impulsó de manera decisiva el documento que finalmente, presentó ella misma en un discurso ante la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948. Eleanor Roosvelt fue una defensora infatigable de la minoría negra, de las mujeres y de los pobres en la época de la gran depresión. En EE.UU ha sido considerada en varias encuestas como la “mujer pública más influyente del siglo XX”. Conocida por ser la esposa del Presidente Franklin Delano Roosevelt con el que tuvo seis hijos, no es conocido en cambio que el matrimonio dejó de ser tal relativamente pronto y que ella se enamoró entonces de una mujer con la que vivió un gran amor: la periodista Lorena Hickok. Ambas mujeres se conocieron a finales de los años veinte cuando tenían ya más de 40 años de edad. Lorena era una lesbiana conocida por otras relaciones cuando se encontró con Eleanor. Ésta, que ya consideraba roto su matrimonio, se había rodeado de un círculo de amigas feministas, algunas de ellas lesbianas. En todo caso, lo que comenzó como un encuentro profesional, ya que Lorena era periodista en la agencia AP, terminó como una relación que duró varios años y en la que la periodista se convirtió en una presencia habitual en la Casa Blanca, además de ser la consejera de prensa de la Primera Dama y la persona que más contribuyó a fijar un perfil profesional para ella. “Me has hecho crecer como persona, por el sólo hecho de ser merecedora de ti: Je t'aime, je t'adore”, le escribe Roosevelt a Hickok en una de las casi 3500 cartas que ambas intercambiaron y que aun se conservan. A finales de los años 30 la relación se va enfriando debido a las múltiples obligaciones de Eleanor, que la llevaban de un lado al otro del mundo. Aun así, le escribe: “Querida, sé que no estoy tan disponible para ti, pero te sigo queriendo”. No es fácil para las mujeres pasar a la historia, y mucho más difícil es que se conserve el recuerdo o que no se oculte que han sido lesbianas. Por eso, aprovechando que la Declaración de los Derechos Humanos cumple 60 años, quiero recordar a una de sus artífices principales: mujer y lesbiana.
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