martes, 9 de diciembre de 2008

¿Puede un superhéroe ser gay?


Cuando el 11 de septiembre de 2001 cayeron las torres gemelas, el mundo del cómic cambió sus historias para reflejar la nueva realidad mundial. Siete años después las grandes editoriales se atreven a plantearse una controvertida cuestión: ¿puede un superhéroe ser gay?
Las dos líneas más conocidas de historietas,
Marvel y DC, avanzan a paso de tortuga para tantear cómo acepta el público tradicional de cómics que sus héroes salgan del armario. Y aunque el proceso se desarrolle muy lentamente, algunos personajes de viñeta ya han reconocido abiertamente su homosexualidad.
No fueron los primeros, pero el caso de Midnighter y Apollo, del grupo especial
«The Authority», fue el más sonado. Warren Ellis y Bryan Hitch crearon con esta serie -publicada en español por Planeta de Agostini- el modelo de superhéroe del siglo XXI, enfrentando a los protagonistas con conflictos modernos en un contexto actual.
«The Authority» fue todo un éxito de ventas. En ella aparecían dos personajes espejo de Superman y Batman que eran pareja, y eso dio qué pensar a las grandes editoriales: si los gays triunfan en los tebeos, ¿por qué no aprovechar el tirón? "Marvel y DC hacen experimentos con personajes homosexuales, pero es algo a nivel comercial, para ver qué tirón tienen entre el aficionado", ha comentado a EFE Sebas Martín, uno de los autores españoles de cómic gay más prolíficos.
«The Authority» fue todo un éxito de ventas. En ella aparecían dos personajes espejo de Superman y Batman que eran pareja, y eso dio qué pensar a las grandes editoriales
Sebas Martín compartió el pasado fin de semana en
Expocómic mesa redonda y taller de dibujo con Carlos Pacheco, el español más conocido en la meca del tebeo americano. En ese mano a mano, Pacheco "puso sobre la mesa la estética sadomaso de muchos de los personajes a los que había dado forma, como la relación imposible entre Catgirl y Batman en comparación con la que mantienen Superman y Lois Lane", mientras que él habló de la apariencia "filogay" de la que beben la mayoría de las mujeres de cómic.
Y es que resulta bien distinta la homosexualidad masculina y femenina en las historietas; mientras que los gays han tardado en cobrar protagonismo, las lesbianas son veteranas curtidas en las viñetas de superhéroes. "Quizá sea porque la homosexualidad femenina contribuye a las fantasías sexuales de los hombres y comercialmente tiene tirada, pero no entre las mujeres", opina Martín, mientras que "la homosexualidad masculina va dirigida al gay".
A lo Brokeback MountainCon la polémica en California sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo, que estuvieron "legalizados" durante unos meses y se prohibieron por referéndum el mismo día de la victoria de Barack Obama, también llegó a las librerías la historia en la que
Rawhide Kid, un vaquero Marvel de los años 50, confesaba su amor por "el llanero solitario".
Antes de que apareciera el primer superhéroe estadounidense gay, las editoriales probaron con extranjeros "segundones", como Estrella del Norte, un mutante canadiense muy atormentado que participó en un grupo terrorista antes de luchar contra villanos. Pero las situaciones más obvias de Metrópolis o Gotham City no han sido tratadas todavía. "Lo de Batman y Robin es como un clásico griego -apunta Sebas Martín-, con el hombre maduro que retira al púber de la calle y lo protege".
En los cómics antiguos de Bob Kane, el hombre murciélago y el chico maravilla "dormían en la misma habitación, dentro de la gran mansión de Bruce Wayne, en dos camitas continuas", recuerda Martín, para quien "el gran olvidado de esta relación es Alfred, la gran vieja, la gran dama de la que nunca se ha hablado lo suficiente".

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