- Cuentos y novelas de 12 autores retratan el mundo gay costarricense
- El libro incluye textos actuales y otros editados a inicios del siglo XX
En el último libro que la Editorial Costa Rica publicó en el 2008, los gais y las lesbianas, los travestis y los bisexuales dejaron de ser minoría. En sus 230 páginas, son los heterosexuales los que no calzan.
La gruta y el arcoíris es una colección de cuentos y fragmentos de novelas a través de los cuales los lectores pueden adentrarse en las vivencias y mentes de una larga lista de personajes homosexuales costarricenses.
La gruta y el arcoíris es una colección de cuentos y fragmentos de novelas a través de los cuales los lectores pueden adentrarse en las vivencias y mentes de una larga lista de personajes homosexuales costarricenses.
“Se trata de la primera antología de narrativa gay-lésbica que se edita no solo en el país sino en la región centroamericana”, explicó Alexánder Obando, quien dedicó tres años a compilar el material: “Otras minorías ya han hecho patente su presencia por medio de la literatura, pero el mundo homosexual no tenía, hasta ahora, representación en las letras nacionales”.
Sin embargo, el libro no es documental. Sus personajes son producto de la pluma de una docena de reconocidos escritores: Carmen Naranjo, Alfonso Chase, Anacristina Rossi, José León Sánchez, Carlos Cortés y Uriel Quesada son parte de la nómina.
Los autores no fueron escogidos por su orientación sexual: “Así como en la historia de la literatura costarricense, millones de hombres inventaron personajes femeninos (y viceversa), algunos heterosexuales han escrito textos excelentes sobre gente lesbiana u homosexual”, aclaró Obando.
Por ello, el editor considera que ni leyendo con atención morbosa es posible diferenciar a los autores que echaron mano de sus vivencias, de los que utilizaron fundamentalmente su imaginación para hilvanar los relatos.
Salir del clóset. El primero de los textos que conforma la antología es un capítulo de la novela La esfinge del sendero , editada por el autor Jenaro Cardona en 1917. El fragmento cuenta la historia del padre Hans, un párroco europeo con tendencias homosexuales que es recibido con abierto rechazo en el pueblo josefino que debe evangelizar: la homofobia de la sociedad costarricense de la época es más que patente en ese relato.
“La imagen de los homosexuales y lesbianas ha cambiado mucho durante los últimos 100 años. Pasaron de ser vistos como seres abyectos o contranaturales a ser aceptados plenamente como seres humanos, pese a su diferencia”, explicó Obando.
Ese cambio de percepción resulta evidente en el libro ya que, como las narraciones están ordenadas cronológicamente, a medida que avanza la lectura, la homosexualidad tica va saliendo literariamente del clóset.
Y en uno de los últimos textos, Mastíquese bien antes de tragar , cuento breve de Fernando Contreras, una abuela moderna asume, sin mayores aspavientos, la lesbiandad de sus vecinas.
En el medio, hay textos explícitamente homoeróticos y cartas con declaraciones de amor entre dos mujeres, alusiones al sida y a la promiscuidad.
También, como no podía ser de otra manera, el peso, el temor y la angustia que genera la discriminación ocupan varias páginas.
Por ejemplo, El autobús que desaparece a mediodía , uno de los tres cuentos de José Ricardo Chaves que aparece en la antología, se evidencian los infructuosos intentos de un muchacho gay de acercarse a sus padres que consideran su preferencia sexual como una afrenta al nombre y el honor de la familia.
Mérito. Esta es la primera vez que la homosexualidad es reseñada desde tantas aristas.
A pesar de que todos los textos que conforman la antología habían sido publicados, para Obando, verlos todos juntos permite que el lector realmente pueda tener una perspectiva general y desprejuiciada del mundo gay tico.
“Conocernos en nuestras múltiples diferencias es la única arma pacificadora”, dijo.
Sin embargo, el libro no es documental. Sus personajes son producto de la pluma de una docena de reconocidos escritores: Carmen Naranjo, Alfonso Chase, Anacristina Rossi, José León Sánchez, Carlos Cortés y Uriel Quesada son parte de la nómina.
Los autores no fueron escogidos por su orientación sexual: “Así como en la historia de la literatura costarricense, millones de hombres inventaron personajes femeninos (y viceversa), algunos heterosexuales han escrito textos excelentes sobre gente lesbiana u homosexual”, aclaró Obando.
Por ello, el editor considera que ni leyendo con atención morbosa es posible diferenciar a los autores que echaron mano de sus vivencias, de los que utilizaron fundamentalmente su imaginación para hilvanar los relatos.
Salir del clóset. El primero de los textos que conforma la antología es un capítulo de la novela La esfinge del sendero , editada por el autor Jenaro Cardona en 1917. El fragmento cuenta la historia del padre Hans, un párroco europeo con tendencias homosexuales que es recibido con abierto rechazo en el pueblo josefino que debe evangelizar: la homofobia de la sociedad costarricense de la época es más que patente en ese relato.
“La imagen de los homosexuales y lesbianas ha cambiado mucho durante los últimos 100 años. Pasaron de ser vistos como seres abyectos o contranaturales a ser aceptados plenamente como seres humanos, pese a su diferencia”, explicó Obando.
Ese cambio de percepción resulta evidente en el libro ya que, como las narraciones están ordenadas cronológicamente, a medida que avanza la lectura, la homosexualidad tica va saliendo literariamente del clóset.
Y en uno de los últimos textos, Mastíquese bien antes de tragar , cuento breve de Fernando Contreras, una abuela moderna asume, sin mayores aspavientos, la lesbiandad de sus vecinas.
En el medio, hay textos explícitamente homoeróticos y cartas con declaraciones de amor entre dos mujeres, alusiones al sida y a la promiscuidad.
También, como no podía ser de otra manera, el peso, el temor y la angustia que genera la discriminación ocupan varias páginas.
Por ejemplo, El autobús que desaparece a mediodía , uno de los tres cuentos de José Ricardo Chaves que aparece en la antología, se evidencian los infructuosos intentos de un muchacho gay de acercarse a sus padres que consideran su preferencia sexual como una afrenta al nombre y el honor de la familia.
Mérito. Esta es la primera vez que la homosexualidad es reseñada desde tantas aristas.
A pesar de que todos los textos que conforman la antología habían sido publicados, para Obando, verlos todos juntos permite que el lector realmente pueda tener una perspectiva general y desprejuiciada del mundo gay tico.
“Conocernos en nuestras múltiples diferencias es la única arma pacificadora”, dijo.
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