"La política no es una lucha de ángeles contra demonios, sino que debe partir del fundamento que nuestro adversario político es un ser humano".
NUEVA YORK.- Son personas abiertamente gays, lesbianas, bisexuales y transgénero (LGBT) y militan en el Partido Republicano, son Gay Republicans y se agrupan en el llamado Log Cabin. Son una minoría incomprendida. Han sido llamad@s una contradicción. Y es que cómo es posible que personas LGBT integren un partido que es socialmente conservador y que incluso ha promovido enmiendas constitucionales discriminatorias para impedir que las personas LGBT puedan contraer matrimonio legal. Los Gay Republicans son hoy más de 12 mil, están en los 50 estados que integran Estados Unidos y mueven recursos millonarios para apoyar a candidat@s del Partido Republicano. Se conformaron como un brazo de este partido a fines de los años setenta, justo en la época en la que el conservadurismo estaba a punto de ungir a Ronald Reagan en la Presidencia y como reacción a la turbulenta década de los años sesenta y su explosión de las identidades políticas. Precisamente con la intención de construir un Partido Republicano abierto a la diversidad y más incluyente, los Gay Republicans ayudaron al entonces gobernador Reagan a llegar a la Presidencia, desde donde le perdonaron su inacción ante el avance del surgimiento de la crisis del VIH-Sida, que hoy ha matado a más de 20 millones de personas en todo el mundo. Privilegiando temas de seguridad nacional y económicos, los Gay Republicans -en su gran mayoría hombres de clase media blancos- dieron su apoyo a algun@s candidat@s locales del Partido Republicano que no apoyaban directamente causas como los reconocimientos legales para parejas del mismo sexo. Fueron estratégicos. Sin embargo, el parteaguas se presentó en la elección presidencial de 2004. Como candidato a la Presidencia en el año 2000, George W. Bush buscó el apoyo de todos los sectores de su partido, incluidos los Gay Republicans quienes lo apoyaron frente a Al Gore. Sin embargo, los Gay Republicans se sintieron traicionados por Bush cuando éste promovió una enmienda constitucional que buscaba limitar los matrimonios legales a un hombre y una mujer, movilizando la homofobia en las urnas. Los Gay Republicans le quitaron el apoyo a Bush y se lo dieron al demócrata John Kerry. Hay partidos que reaccionan rápido a los cambios sociales. A veces, desde adentro, sus militantes hacen esfuerzos por cambiar algunas políticas rígidas. Sin renunciar a su identidad republicana, a su compromiso con temas como bajo gasto gubernamental, bajos impuestos, baja o nula intervención del Estado en la economía, los Gay Republicans han tratado de moderar a su partido en temas sociales como los derechos LGBT. Este grupo ha encontrado aliados heterosexuales visibles dentro de su partido, como el gobernador Schwarzenegger, el abogado Ted Olson y el ex vicepresidente Dick Cheney, para causas como eliminar la Propuesta 8 de California o terminar con la prohibición de que gays y lesbianas puedan servir en el Ejército, la famosa Don't Ask, Don't Tell. Hay en cambio, partidos que no saben cómo adaptarse. En México, secuestrado por la creencia personal y la fe religiosa de sus líderes, el Partido Acción Nacional buscó seis controversias constitucionales en contra del matrimonio para parejas del mismo sexo que se aprobó en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en diciembre pasado. Los gobernadores de Jalisco, Sonora, Tlaxcala, Guanajuato y Morelos se unieron a la controversia impulsada por el presidente Calderón y la PGR. Un ministro de la Corte Suprema decidió no admitir los recursos interpuestos por los gobernadores panistas, pero la homofobia de este partido ya quedó para el registro. Ahora la Corte tendrá que pronunciarse sobre la controversia interpuesta por la PGR. El PAN se aleja del centro. Se convierte en un partido de ultraderecha de la mano de Mariana Gómez del Campo y de César Nava. El PAN es hoy el partido que no valora la diversidad y que castiga a quien se rebela contra el pensamiento único. La asambleísta Lía Limón votó con su partido en contra de los matrimonios para parejas del mismo sexo, pero recapacitó y decidió no dar su firma para que el PAN DF iniciara la controversia. Hoy ella podría ser marginada más en su partido y todos los que se rebelen como ella. ¿Dónde están l@s panistas gays y lesbianas? ¿Dónde están los panistas liberales? ¿Por qué no honran el llamado de Castillo Peraza y su llamado a respetar la dignidad humana? El odio, la intolerancia y la homofobia de los líderes del PAN debiera obligar a este partido a repensarse hacia el futuro. Quienes integran el PAN hoy deben decidir si quieren que su partido sea uno de ultraderecha o uno de centro. Las fuerzas menos conservadoras del PAN y sus militantes gays y lesbianas deberían emular a los Gay Republicans y tratar de reformar a su partido o de plano abandonar un barco que se hunde en el fundamentalismo.
Fuente: http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/254808.hay-republicanos-gays-y-los-panistas.html
NUEVA YORK.- Son personas abiertamente gays, lesbianas, bisexuales y transgénero (LGBT) y militan en el Partido Republicano, son Gay Republicans y se agrupan en el llamado Log Cabin. Son una minoría incomprendida. Han sido llamad@s una contradicción. Y es que cómo es posible que personas LGBT integren un partido que es socialmente conservador y que incluso ha promovido enmiendas constitucionales discriminatorias para impedir que las personas LGBT puedan contraer matrimonio legal. Los Gay Republicans son hoy más de 12 mil, están en los 50 estados que integran Estados Unidos y mueven recursos millonarios para apoyar a candidat@s del Partido Republicano. Se conformaron como un brazo de este partido a fines de los años setenta, justo en la época en la que el conservadurismo estaba a punto de ungir a Ronald Reagan en la Presidencia y como reacción a la turbulenta década de los años sesenta y su explosión de las identidades políticas. Precisamente con la intención de construir un Partido Republicano abierto a la diversidad y más incluyente, los Gay Republicans ayudaron al entonces gobernador Reagan a llegar a la Presidencia, desde donde le perdonaron su inacción ante el avance del surgimiento de la crisis del VIH-Sida, que hoy ha matado a más de 20 millones de personas en todo el mundo. Privilegiando temas de seguridad nacional y económicos, los Gay Republicans -en su gran mayoría hombres de clase media blancos- dieron su apoyo a algun@s candidat@s locales del Partido Republicano que no apoyaban directamente causas como los reconocimientos legales para parejas del mismo sexo. Fueron estratégicos. Sin embargo, el parteaguas se presentó en la elección presidencial de 2004. Como candidato a la Presidencia en el año 2000, George W. Bush buscó el apoyo de todos los sectores de su partido, incluidos los Gay Republicans quienes lo apoyaron frente a Al Gore. Sin embargo, los Gay Republicans se sintieron traicionados por Bush cuando éste promovió una enmienda constitucional que buscaba limitar los matrimonios legales a un hombre y una mujer, movilizando la homofobia en las urnas. Los Gay Republicans le quitaron el apoyo a Bush y se lo dieron al demócrata John Kerry. Hay partidos que reaccionan rápido a los cambios sociales. A veces, desde adentro, sus militantes hacen esfuerzos por cambiar algunas políticas rígidas. Sin renunciar a su identidad republicana, a su compromiso con temas como bajo gasto gubernamental, bajos impuestos, baja o nula intervención del Estado en la economía, los Gay Republicans han tratado de moderar a su partido en temas sociales como los derechos LGBT. Este grupo ha encontrado aliados heterosexuales visibles dentro de su partido, como el gobernador Schwarzenegger, el abogado Ted Olson y el ex vicepresidente Dick Cheney, para causas como eliminar la Propuesta 8 de California o terminar con la prohibición de que gays y lesbianas puedan servir en el Ejército, la famosa Don't Ask, Don't Tell. Hay en cambio, partidos que no saben cómo adaptarse. En México, secuestrado por la creencia personal y la fe religiosa de sus líderes, el Partido Acción Nacional buscó seis controversias constitucionales en contra del matrimonio para parejas del mismo sexo que se aprobó en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en diciembre pasado. Los gobernadores de Jalisco, Sonora, Tlaxcala, Guanajuato y Morelos se unieron a la controversia impulsada por el presidente Calderón y la PGR. Un ministro de la Corte Suprema decidió no admitir los recursos interpuestos por los gobernadores panistas, pero la homofobia de este partido ya quedó para el registro. Ahora la Corte tendrá que pronunciarse sobre la controversia interpuesta por la PGR. El PAN se aleja del centro. Se convierte en un partido de ultraderecha de la mano de Mariana Gómez del Campo y de César Nava. El PAN es hoy el partido que no valora la diversidad y que castiga a quien se rebela contra el pensamiento único. La asambleísta Lía Limón votó con su partido en contra de los matrimonios para parejas del mismo sexo, pero recapacitó y decidió no dar su firma para que el PAN DF iniciara la controversia. Hoy ella podría ser marginada más en su partido y todos los que se rebelen como ella. ¿Dónde están l@s panistas gays y lesbianas? ¿Dónde están los panistas liberales? ¿Por qué no honran el llamado de Castillo Peraza y su llamado a respetar la dignidad humana? El odio, la intolerancia y la homofobia de los líderes del PAN debiera obligar a este partido a repensarse hacia el futuro. Quienes integran el PAN hoy deben decidir si quieren que su partido sea uno de ultraderecha o uno de centro. Las fuerzas menos conservadoras del PAN y sus militantes gays y lesbianas deberían emular a los Gay Republicans y tratar de reformar a su partido o de plano abandonar un barco que se hunde en el fundamentalismo.
Fuente: http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/254808.hay-republicanos-gays-y-los-panistas.html
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