Tras el anuncio de Barack Obama en su discurso sobre el Estado de la Unión anunciando una reforma que permita a los homosexuales servir abiertamente en el Ejército norteamericano, repasamos la situación de los gays militares alrededor del mundo.
(Boston, EEUU). En muchos rincones del mundo, la normativa que permite que los homosexuales presten servicio en las fuerzas armadas se resume así: “No preguntes, no importa”. Las fuerzas militares de más de 30 países, entre ellos varios aliados de EEUU como Israel, Canadá o Reino Unido, permiten que los gays y lesbianas participen en el ejército sin ocultar su orientación sexual. Y es que para una gran parte del mundo occidental no es un tema importante.
Sin embargo, aquí en EEUU el debate sobre la norma de “No preguntes, no lo digas” (Don’t ask, don’t tell) vuelve a cobrar fuerza después que el presidente Barack Obama prometiera revocarla, durante su discurso del Estado de la Unión. La semana pasada, el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto, rechazó la normativa en una emotiva comparecencia ante el comité de Servicios Armados del Senado.
A partir de ahora, EEUU pasará un año debatiendo lo que conviene al Ejército norteamericano y al país. Las altas jerarquías del Ejército parecen dispuestas a acabar con una política que se tiene que cambiar porque, en palabras de Mullen, “es lo correcto”. Obama podría cambiar la norma a través de una ley o revocarla por medio de una orden presidencial.
Los detractores de la normativa de “No preguntes, no lo digas” sostienen que ha llegado la hora de que los homosexuales presten servicio a su país orgullosa y abiertamente y no ven indicios de que el cambio pueda ir en detrimento de las fuerzas armadas. Asimismo, declaran que el Ejército norteamericano necesita las decenas de miles de homosexuales y lesbianas que actualmente están en sus filas y también las decenas de miles que podrían reclutar si se cambia la política.
Los defensores de la actual normativa –que data de 1993- dicen que ha funcionado correctamente y que ahora que el país está involucrado en dos guerras, no es el momento de revisar una normativa que podría perjudicar “la preparación y efectividad” del Ejército, como afirman desde el Pentágono. Temen que un cambio pueda frenar el ingreso de nuevos reclutas, sobre todo en un ejército de voluntarios como es el estadounidense y al cual se le ha exigido muchísimo.
El actual debate podría aprovechar las experiencias de los aliados de EEUU que sí permiten que gays y lesbianas presten servicio abiertamente en las fuerzas armadas. Expertos y analistas militares que han estudiado el tema en Israel, Reino Unido y otros países, sostienen que la normativa ha tenido un impacto muy pequeño en la efectividad del Ejército.
Según Aaron Belkin, profesor de ciencias políticas en la Universidad de California, en Santa Bárbara, existen unos 30 países, entre ellos casi todos los miembros de la OTAN, Sudáfrica, Brasil y Filipinas, que permiten que los homosexuales presten servicio en el Ejército. “En prácticamente todos estos países existen investigaciones y casos que confirman que no existe un problema, no hay una disminución de la cohesión de las unidades ni una menor efectividad de las tropas”, afirma Belkin, experto en relaciones cívico-militares.
Sus trabajos han aparecido en publicaciones militares como "International Security" o "Armed Forces and Society". En el año 2000, Belkin participó en un exhaustivo estudio sobre Canadá, que modificó la normativa en 1991 para permitir que los homosexuales prestaran servicio abiertamente en las fuerzas armadas. El análisis de Belkin, que en ese momento era considerado como el estudio más completo sobre los homosexuales en un ejército extranjero, concluía que el cambio de normativa no “había provocado variaciones en el desempeño militar, la cohesión de las unidades militares ni la disciplina militar”.
Las fuerzas armadas de EEUU se encuentran en una situación delicada en este sentido, ya que no prohíben abiertamente la participación de los homosexuales, sino que insisten en que no se hable abiertamente de la orientación sexual de los soldados. Según la norma, aprobada por el entonces presidente Bill Clinton, los miembros del Ejército que "se queden en el armario" puede prestar servicio a su país. Además, está prohibido investigar la orientacion sexual de una persona sin sospechas. En otras palabras, se trata de un tema personal.
Los gays y lesbianas que quieren hacer pública su orientación sexual o que deseen casarse –incluso en los estados donde el matrimonio gay está permitido- corren el riesgo de ser dados de baja.
Rusia es otro de los pocos países del mundo donde la situación tampoco es del todo clara. La normativa establece que los “homosexuales que se ajustan bien (a las normas)” pueden prestar servicio en el ejército “normalmente”. Pero aquellos que tienen “problemas de identidad sexual” sólo son reclutados en caso de guerra.
La mayoría de los países del mundo, en particular en el mundo árabe y naciones más conservadoras y religiosas de África, Asia y gran parte de América Latina, prohíben tajantemente que los homosexuales participen en las fuerzas armadas. Existen unos 80 países que aún consideran la homosexualidad como un delito y en algunos de ellos se castiga con la pena de muerte.
Fuente: http://noticias.lainformacion.com/politica/equipamiento-militar/gays-discriminados-o-aceptados-en-los-ejercitos-del-mundo_mfEcfU8qMVMnH3zXLsgFZ6/
(Boston, EEUU). En muchos rincones del mundo, la normativa que permite que los homosexuales presten servicio en las fuerzas armadas se resume así: “No preguntes, no importa”. Las fuerzas militares de más de 30 países, entre ellos varios aliados de EEUU como Israel, Canadá o Reino Unido, permiten que los gays y lesbianas participen en el ejército sin ocultar su orientación sexual. Y es que para una gran parte del mundo occidental no es un tema importante.
Sin embargo, aquí en EEUU el debate sobre la norma de “No preguntes, no lo digas” (Don’t ask, don’t tell) vuelve a cobrar fuerza después que el presidente Barack Obama prometiera revocarla, durante su discurso del Estado de la Unión. La semana pasada, el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto, rechazó la normativa en una emotiva comparecencia ante el comité de Servicios Armados del Senado.
A partir de ahora, EEUU pasará un año debatiendo lo que conviene al Ejército norteamericano y al país. Las altas jerarquías del Ejército parecen dispuestas a acabar con una política que se tiene que cambiar porque, en palabras de Mullen, “es lo correcto”. Obama podría cambiar la norma a través de una ley o revocarla por medio de una orden presidencial.
Los detractores de la normativa de “No preguntes, no lo digas” sostienen que ha llegado la hora de que los homosexuales presten servicio a su país orgullosa y abiertamente y no ven indicios de que el cambio pueda ir en detrimento de las fuerzas armadas. Asimismo, declaran que el Ejército norteamericano necesita las decenas de miles de homosexuales y lesbianas que actualmente están en sus filas y también las decenas de miles que podrían reclutar si se cambia la política.
Los defensores de la actual normativa –que data de 1993- dicen que ha funcionado correctamente y que ahora que el país está involucrado en dos guerras, no es el momento de revisar una normativa que podría perjudicar “la preparación y efectividad” del Ejército, como afirman desde el Pentágono. Temen que un cambio pueda frenar el ingreso de nuevos reclutas, sobre todo en un ejército de voluntarios como es el estadounidense y al cual se le ha exigido muchísimo.
El actual debate podría aprovechar las experiencias de los aliados de EEUU que sí permiten que gays y lesbianas presten servicio abiertamente en las fuerzas armadas. Expertos y analistas militares que han estudiado el tema en Israel, Reino Unido y otros países, sostienen que la normativa ha tenido un impacto muy pequeño en la efectividad del Ejército.
Según Aaron Belkin, profesor de ciencias políticas en la Universidad de California, en Santa Bárbara, existen unos 30 países, entre ellos casi todos los miembros de la OTAN, Sudáfrica, Brasil y Filipinas, que permiten que los homosexuales presten servicio en el Ejército. “En prácticamente todos estos países existen investigaciones y casos que confirman que no existe un problema, no hay una disminución de la cohesión de las unidades ni una menor efectividad de las tropas”, afirma Belkin, experto en relaciones cívico-militares.
Sus trabajos han aparecido en publicaciones militares como "International Security" o "Armed Forces and Society". En el año 2000, Belkin participó en un exhaustivo estudio sobre Canadá, que modificó la normativa en 1991 para permitir que los homosexuales prestaran servicio abiertamente en las fuerzas armadas. El análisis de Belkin, que en ese momento era considerado como el estudio más completo sobre los homosexuales en un ejército extranjero, concluía que el cambio de normativa no “había provocado variaciones en el desempeño militar, la cohesión de las unidades militares ni la disciplina militar”.
Las fuerzas armadas de EEUU se encuentran en una situación delicada en este sentido, ya que no prohíben abiertamente la participación de los homosexuales, sino que insisten en que no se hable abiertamente de la orientación sexual de los soldados. Según la norma, aprobada por el entonces presidente Bill Clinton, los miembros del Ejército que "se queden en el armario" puede prestar servicio a su país. Además, está prohibido investigar la orientacion sexual de una persona sin sospechas. En otras palabras, se trata de un tema personal.
Los gays y lesbianas que quieren hacer pública su orientación sexual o que deseen casarse –incluso en los estados donde el matrimonio gay está permitido- corren el riesgo de ser dados de baja.
Rusia es otro de los pocos países del mundo donde la situación tampoco es del todo clara. La normativa establece que los “homosexuales que se ajustan bien (a las normas)” pueden prestar servicio en el ejército “normalmente”. Pero aquellos que tienen “problemas de identidad sexual” sólo son reclutados en caso de guerra.
La mayoría de los países del mundo, en particular en el mundo árabe y naciones más conservadoras y religiosas de África, Asia y gran parte de América Latina, prohíben tajantemente que los homosexuales participen en las fuerzas armadas. Existen unos 80 países que aún consideran la homosexualidad como un delito y en algunos de ellos se castiga con la pena de muerte.
Fuente: http://noticias.lainformacion.com/politica/equipamiento-militar/gays-discriminados-o-aceptados-en-los-ejercitos-del-mundo_mfEcfU8qMVMnH3zXLsgFZ6/
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