Periodista Esther Vargas presenta experiencias y observaciones lésbicas intituladas No busco novio.
Se dice que el amor entre dos mujeres es el mejor ejemplo de comprensión, erotismo, lealtad, respeto y amistad. Suena perfecto. Suena tan ideal que si fuera verdad yo no sería periodista sino predicadora, y andaría por las calles de mi ciudad convenciendo a las mujeres sufridas, golpeadas y desarmadas que se transformen en lesbianas, porque otra mujer les dará el amor, la paz, el lugar que un hombre malo siempre les negó… La verdad, sin embargo, es que si eres mujer, otra mujer no te garantiza nada. Porque en este mundo nadie te garantiza nada.
Así inicia Esther Vargas (Lima, 1974) el libro que recopila las entradas del blog Sex o no Sex: El lado Les, que mantiene desde hace tres años. Estas palabras son introducción a las páginas de No busco novio (Calato Editores, 2009), pero también a la vida de quien las escribe: a su intimidad; a la profundidad de su mente en lúcidas y cotidianas reflexiones, y a la de su cuerpo en calientes y tiernas confesiones. La que sigue es una conversación que se mantuvo a propósito de la inminente publicación con su autora: Esther, periodista, 34 años, lesbiana. Y amante de los gatos.
Así inicia Esther Vargas (Lima, 1974) el libro que recopila las entradas del blog Sex o no Sex: El lado Les, que mantiene desde hace tres años. Estas palabras son introducción a las páginas de No busco novio (Calato Editores, 2009), pero también a la vida de quien las escribe: a su intimidad; a la profundidad de su mente en lúcidas y cotidianas reflexiones, y a la de su cuerpo en calientes y tiernas confesiones. La que sigue es una conversación que se mantuvo a propósito de la inminente publicación con su autora: Esther, periodista, 34 años, lesbiana. Y amante de los gatos.
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