Con las centroamericanas compartimos luchas y problemas.
Ayer en Ciudad de México concluyó el XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe que reunió a cerca de 2 mil mujeres. Señoras mayores, jovencitas, indígenas, negras, mestizas, lesbianas, dirigentes políticas, académicas, personas transgénero, católicas, artistas, comunicadoras, ecologistas, autónomas, institucionales, son algunas de las identidades que se asumen o adjudican en este mar de gente. Entre las paredes y en los patios de ex conventos coloniales se llevaron a cabo decenas de actividades de lo más variadas, desde la inauguración que dio inicio con un homenaje para las feministas que nos precedieron, como Alaíde Foppa, reconocida intelectual, fundadora de la revista Fem que fue desaparecida en Guatemala por los militares en los años ochenta.Estos encuentros multitudinarios son una oportunidad para conocernos y vernos, dialogar, ponernos al día y estrechar vínculos. Es en estos espacios donde una se entera cómo están las colegas en sus países, qué hacen, qué han aprendido. En este caso, los temas en torno a los cuales giraron los debates fueron “los Fundamentalismos”, entendidos como la imposición de dogmas o pensamientos únicos que se equiparan a verdades absolutas, incuestionables e inmutables. La idea era compartir cómo se presentan en los países del área, cómo nos afectan y se enfrentan para evitar que sigan ocupando espacios dentro de los Estados. Por supuesto, las compañeras nicaragüenses ilustraron al público con los ejemplos que se viven hoy en su país, donde la jerarquía de la Iglesia católica y las creencias religiosas están metidas en la vida política como intromisiones abusivas.Con las centroamericanas compartimos muchos problemas, así como luchas; en casi todo el continente la amenaza de la minería a cielo abierto y las plantaciones para las transnacionales están provocando estragos en la población, afectando de manera particular a las mujeres, expropiándoles sus territorios, trayendo contaminación y graves problemas como las violaciones sexuales y la violencia contra ellas. De allí la resistencia colectiva.Con las comunicadoras feministas tenemos una alianza basada en intereses comunes. Sobre esa base, transmitimos informaciones e hicimos análisis que otras, desde sus países, pudieron escuchar o leer. Como las relaciones humanas son complejas, aquí no faltaron las contradicciones, las críticas, e inclusive algunas confrontaciones, producto de diferentes maneras de ver y entender el mundo. Por eso se habla de feminismos en plural, porque no tenemos un pensamiento uniforme, ni tampoco hay un solo camino. Lo que sí está claro es que todas luchamos contra un sistema injusto que oprime a la mayoría de la humanidad: el patriarcado capitalista que hoy entra en una crisis más.
Fuente: http://www.elperiodico.com.gt/es/20090321/opinion/95422
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