lunes, 23 de marzo de 2009
Alerta por homofobia en Cali desata asesinato de activista de la causa LGBT
'Pedir el condón es vida', dice Paola, que lo siempre lo carga. Es una de sus pocas defensas para afrontar noches en las que puede recibir desde un piropo o una mala palabra hasta alguna acción agresiva.
Álvaro Miguel Rivera, antes de su muerte, estudiaba una serie de 25 crímenes de hombres solos. Unos días antes contó que le preocupaba la similitud de casos en esa ciudad.
Pero a la hora de su muerte, el 6 de marzo, no había resuelto si todas las víctimas eran gay o si era una cadena mortal.
En un fólder, Rivera guardaba un archivo de crímenes de unos 25 hombres, cuyos cadáveres aparecieron en poco más de un año en sus apartamentos, golpeados y heridos. Todos vivían solos. La muerte del activista gay fue casi una copia de esos hechos: atado a su cama y con los dientes partidos.
Allegados de Rivera, funcionario del programa de Inclusión Social de la Alcaldía, hablan de persecución y cuentan que el apartamento estaba revolcado pero no hubo robo, contrario a lo que dicen las autoridades.
El debate sobre si fue un ataque homofóbico no se ha cerrado, pero el crimen desató la angustia de las LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans).
"Que hayan matado a una persona gay es doloroso, pero es parte del drama. Nadie se pone a pensar que a las mujeres trans no solo nos matan físicamente, sino que nos aniquilan todos los días, cuando nos vociferan, nos atacan, nos esposan y hasta nos obligan a decir nuestros nombres masculinos", dice efervescente
Valentina Riascos, en una jornada de reclamos.
La frase no es tan suelta. Según la ONG Colombia Diversa, entre el 2006 y el 2007 en el país fueron asesinadas 67 personas por su opción sexual y 21 de esos casos fueron en Cali, lo que le daría el primer puesto en homo, trans y lesbofobia. Las autoridades no han llegado a conclusiones que confirmen una cacería.
El alcalde Jorge Iván Ospina propuso una comisión de seguimiento al respeto de sus derechos. El defensor del Pueblo, Andrés Santamaría, propone un proyecto de Acuerdo.
Las calles duras
En Cali hay 13 'paradas', donde unas 3.000 mujeres trans se mueven en la prostitución, según organizaciones del sector. Es la población de la que se tienen mayores datos, porque los gays o las lesbianas tienen distintos grados de visibilidad. No hay un censo y las entidades LGBT reflejan diferencias que no les han permitido trabajar juntas.
Las trans son las que tienen más quejas pero la Fiscalía advierte que se exponen a riesgos, en sitios donde circula droga y licor. En la ciudad hay una polémica porque desde hace un año a las trans las quieren sacar de la tradicional Loma de la Cruz. "Eso es discriminación", dice Álvaro H., de la Fundación Diéresis.
Artesanos y vecinos dicen que les preocupan sus expresiones abiertas.
A Valentina, vocera de esa población, el aliento de sus compañeros le permitió terminar bachillerato. "Ellos impidieron que me sacaran del colegio y dijeron que no irían al grado si yo no estaba, pero cuando me gradué solo me quedó salir a putear", recuerda.
La calle es otra guerra.
Marilyn, solitaria en una esquina del norte de Cali, apela a su buen ojo para saber qué pretende quien se acerca en un carro.
"A veces es un piropo o una invitación directa. Otras, alguien que quiere asustarte y verte correr", dice. Cuando concertan una relación, que puede ir de 10.000 hasta 100.000 pesos, muchas veces el destino no es un motel, sino un sitio solitario.
En uno de esos parajes mataron el 8 de mayo pasado a Tahilí, de 23 años, que había ingerido muchas hormonas y se había sometido a varias cirugías que le daban ya la apariencia de una atractiva mujer de nalgas redondas y un pequeño pecho torneado.
Lo que se sabe es que una camioneta blanca la recogió de noche en su esquina del norte y apareció al otro día tirada con un disparo en la frente, en la vía al corregimiento de Golondrinas. Su cuerpo, como los de casi todas las trans asesinadas, fue reclamado en forma discreta.
Cuestionan a la Policía
En ese miedo, las LGBT advierten que los mayores hostigamientos vienen de miembros de la Policía, que las detienen y las pasean por avenidas.
El comandante de la Policía, general Gustavo Adolfo Ricaurte, se declara desilusionado ante esas denuncias.
"La población LGBT lo menos que podría decir es que le hemos colaborado. Acudimos a vecinos para que no se les irrespete, no les echen agua o los correteen", asegura. Sin embargo, dice que si hay abusos, se sancionarán.
En el debate, el Alcalde plantea un protocolo para la Policía.
Los últimos dos homicidios ocurrieron en febrero. Si se miran registros del Observatorio Social del Municipio del 2008 ( 6 crímenes de LGBT), podría significar el agravamiento de la situación. "Puede ser que estemos en un proceso que se dispare si no se toman medidas", dice Doris Tejeda, directora del Observatorio.
Pedro Julio Pardo, de la Fundación Santamaría, que tiene cicatrices de heridas de bala de la época de 'Kankil' (en la dura limpieza social), a mediados de los 80, dice que salieron a pedir atención "para que no se repitan esas persecuciones cuando mataban a lo que se creía era escoria".
Lina Camacho, directora de Lesbiápolis y la Confluencia Departamental de Líderes y Lideresas LGBT, dice que el crimen de Álvaro Miguel se asemeja al de David Ramírez, del Polo de Rosa. También apareció amarrado y golpeado, y su vivienda fue revisada y no faltaba nada.
"Sí hay signos de homofobia, porque los dos eran personas importantes y la forma en que los mataron muestra odio", insiste. Sin embargo, hay un dato que no se conocía y que la Fiscalía pudo establecer: en el apartamento de Álvaro Miguel sí faltaban varios elementos. Por eso, Mauricio Garcés, de la Mesa Municipal LGBT, insiste en que en memoria del activista se debe concretar una política pública y no dejar que los crímenes queden en esa impunidad que rodea a todos sus muertos.
Valentina lucha por sus derechos
"Los trans estamos condenados a ser prostitutas o estilistas. Como nos dicen maricas o putas, no tenemos derechos a la educación", dice sin parpadear Valentina Riascos, de la Fundación Santamaría.
Ella es el referente en Colombia de la Red Latinoamericana de Personas Trans. Ha cruzado por México, Perú y Argentina contando la historia de la discriminación, los ataques, las muertes y de su lucha por tener cédula femenina. Su familia en Buenaventura nunca le ha dado la espalda, pero le tocó vivir cuatro años de la prostitución.
"Esto no es solo un asunto de la Policía que nos encalaboza con personas que han cometido delitos y nos humillan. También se puede vivir en un hospital donde a una la meten en el mismo pabellón de hombres y así venga herida le dejan su atención para lo último; o en un centro comercial, donde nos retiran para no dañar la imagen. O simplemente nos niegan una hormonización porque nos reconocen es como hombres. Esto pasa con solo salir a la calle", dice.
Fiscalía no ha probado fobia contra LGBT
La Fiscalía reporta 20 muertes en Cali de personas LGBT, dos de ellas homosexuales y el resto trans, desde el 2005. Todos los casos están abiertos y se revisarán 4, que ya tenían completa la investigación, para buscar indicios de homofobia.
Lo que ha hallado el organismo hasta ahora es que no hay un hilo conductor que permita decir que existe homofobia en estos casos.
"Ya busqué la conexidad para facilitar la investigación porque son casos diferentes, pero ninguno se relaciona con el otro. Seis casos fueron con arma de fuego y según los análisis balísticos no hay coincidencias", dice el director seccional de Fiscalía, Alejandro Padrón.
Eso sí, dice que es común que todas las víctimas se mueven en entornos que las ponían en riesgo. Cree que allí, cualquier persona, de cualquier condición sexual, está expuesta. Padrón ya redefinió las investigaciones para tener respuestas en pocos meses.
YANED RAMÍREZ S.
JOSÉ LUIS VALENCIA
CORRESPONSALES EL TIEMPO
CALI
Fuente: http://www.eltiempo.com/colombia/occidente/asesinatos-prenden-alarmas-sobre-homofobia-en-cali_4892933-1
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