jueves, 5 de febrero de 2009

Interior ve "inverosímil" que una lesbiana sea madre y prostituta



  • Niega el asilo a una homosexual africana que vendió su cuerpo para poder sobrevivir

  • La joven, nacida en Camerún, se quedó embarazada de un cliente en Marruecos


¿Puede ser lesbiana una mujer que se ha prostituido y que, tras quedarse embarazada de un cliente, decide no abortar y dar a luz? El Ministerio de Interior considera que no y así lo ha alegado una funcionaria para rechazar a trámite el expediente de asilo de una joven camerunesa superviviente de una patera que había solicitado refugio en España asegurando en su país que era perseguida por su condición de homosexual.Interior considera incongruente el relato de las penalidades sufridas por la joven desde que huyó de su país, por lo que su abogado ha decidido demandar a la Administración para que no sea deportada y la solicitud de admisión vuelva a ser tenida en cuenta. El ministerio estima "manifiestamente inverosímil" el relato de la joven. Duda de su condición de lesbiana por el hecho de que accediera a mantener relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero y por llevar a término su embarazo.RESPUESTA "INSENSIBLE"La petición de asilo de esta chica de 25 años, de la que se oculta su nombre por seguridad, surge por la persecución sexual sufrida en Camerún, según relata su abogado, el letrado Jorge García, quien aún no da crédito a la respuesta "insensible" de Interior.De una familia acomodada, la joven jugaba en la liga nacional de fútbol hasta que se descubrió que varias integrantes de su equipo eran lesbianas en un país donde, como denuncia Amnistía Internacional, la homosexualidad está penada con entre seis meses y cinco años de cárcel y fuertes multas. Entonces decidió confesárselo a su familia, que la denunció a las autoridades. En ese momento empezó su calvario. Tras pasar un tiempo encerrada en una comisaría de Duala, la capital, donde fue sometida a agresiones para que renunciara a su condición sexual, y ante la amenaza de cárcel si reincidía, huyó con su pareja y acabó en Marruecos después de atravesar Níger, Nigeria y Argelia.Sin embargo, su compañera perdió la vida en una travesía en patera. Entonces, en Marruecos, sola y marginada, le recomendaron que, como otras muchas en su situación, se prostituyera para obtener así el dinero con que cruzar el estrecho de Gibraltar. Embarazada tras la relación con un cliente, su odisea se comple-tó cuando logró llegar a las costas de Almería en julio del 2008, en una patera en la que murieron 15 personas, entre ellas nueve bebés.HIJA DE DOS MESESTras aquel drama, el Gobierno se comprometió a estudiar una por una la situación de los 33 supervivientes para regularizarles. La joven fue desviada a un centro de acogida y pidió asilo atendiendo a la persecución que había sufrido. El expediente incluyó el informe psicológico de Cruz Roja que acreditó que su opción sexual y que su estado vital y anímico se corresponden con las penalidades vividas, las mismas que recuerda todos los días al ver la cara de su hija, de dos meses, o simplemente mirando el tatuaje con el nombre de su compañera fallecida en el brazo.


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