En la Argentina, los políticos gays o lesbianas están en el armario y sus voces no pueden alzarse en primera persona cuando se tratan las leyes que tienen que ver con sus propios derechos. La palabra 'visibilidad' tiene en el ambiente gay un significado particular. Ser visible significa poder responder a preguntas tales como "¿qué hiciste el sábado a la noche?" o "¿tenés novia?". Significa que si te invitan a una cena, podés ir con tu pareja, y que cuando hablás de él o ella no necesitás tener al procesador trabajando en segundo plano para controlar cada artículo, cada pronombre, cada adjetivo, o para armar la frase sin usar el masculino o el femenino. Alguien escribió una vez que para que los heterosexuales entiendan lo que es el armario habría que pedirles que durante 24 horas no digan ni hagan delante de otras personas nada que revele su orientación sexual.Pero ser visible significa también algo más simple y literal: que los demás te puedan ver. Lo que no se ve no existe y eso los políticos lo entienden mejor que nadie. Para los gays y lesbianas que ocupan cargos públicos, estar en el armario implica que cuando sus derechos están en debate, no pueden tomar la palabra para hablar en primera persona. Están ahí, pero no se ven.Los alcaldes de Berlín y París, la primera ministra de Islandia, un ministro de Sarkozy, el concejal español Pedro Zerolo, algunos diputados de distintos países de Europa o de Estados Unidos: los políticos abiertamente homosexuales no son muchos en ninguna parte, pero esa pequeña lista parece enorme si la comparamos con lo que pasa en nuestro país, donde todos se sienten obligados a jugar a las escondidas. Este cronista conoce al menos a cinco diputados y diputadas nacionales que son gays o lesbianas pero prefieren no decirlo.Como ellos y ellas no quieren hablar, son sus colegas quienes opinan.Adentro del Congreso no lo escondenEn los pasillos del Congreso se sabe. Casi ninguno se priva de recibir a su pareja en el despacho o ir acompañado a una reunión, pero todos prefieren no hablar en público sobre su orientación sexual ni mezclarla con su militancia. "Conozco a diputados gays y a diputadas lesbianas. Algunos no militan en temas vinculados con su orientación sexual, pero acá tampoco la esconden. Otros militan para promover los derechos de las minorías sexuales, aunque prefieran ocultar su orientación", afirma la diputada socialista Silvia Augsburguer, principal impulsora de los proyectos de ley de identidad de género y matrimonio entre personas del mismo sexo.—¿Lo habló alguna vez con ellos?—Hablamos sobre la temática de la diversidad sexual pero no sobre su propia orientación, porque no tenemos una relación personal que me permita hablar sobre un tema privado. Solo lo haría si ellos tomaran la iniciativa—¿Qué cree que pasaría si alguno saliera del armario?— Si las personas homosexuales que realizan una actividad pública hablaran de su orientación sexual en público, ayudarían a construir una sociedad más justa que valore la diversidad de la condición humana. Niños y niñas se socializarían en un mundo donde las parejas homo y heterosexuales expresarían con más libertad el amor y esto los ayudaría a desarrollar su sexualidad con más libertad. Además, la visibilidad ayuda a derrumbar el mito de la homosexualidad como una rareza.—Cuando se debaten en el Congreso los derechos de las minorías sexuales, ¿cree que la voz de un diputado gay o una diputada lesbiana sería más fuerte para reclamar que se traten ciertas leyes?— No creo que la voz de una mujer lesbiana sea necesariamente más fuerte que la mía. Lo que hace más fuerte nuestra voz es que seamos muchos, de todos los sectores sociales y políticos, quienes queremos una sociedad sin discriminación. Sí ayuda al debate cuando alguien dice "soy lesbiana y no tengo prejuicios por serlo ni por que se sepa", porque les dice a todos que la orientación sexual no tiene consecuencias negativas, e invita a otros a expresarse. Esa es mi experiencia en el Partido Socialista: cuando un compañero o compañera dijo "soy lesbiana" o "soy gay", otros se animaron a decirlo.Esteban Paulón, secretario del bloque socialista en la Cámara de Diputados, coincide con Augsburger: "Cuando yo dije en una reunión del partido que era gay, a muchos se les cayó la estantería. Ya me conocían hacía años, era el militante con el que habían compartido tantas cosas y esa revelación no iba a cambiar lo que pensaran de mí. Creo que la visibilidad ayuda a generar la reflexión".—¿Por qué creés que los políticos homosexuales prefieren seguir en el armario?—Quizás tengan miedo de transformarse en un ícono gay —responde Paulón, que milita en el socialismo rosarino y en la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans— Quienes no llegaron al Congreso desde una militancia gay talvez tengan miedo de pasar a ser el diputado al que sólo llaman para hablar de eso; quedar encasillados.Hablar en primera persona¿Cómo sería el debate por el matrimonio gay en el Congreso si un diputado pidiera la palabra en una sesión y reclamara que se vote la ley explicando, en primera persona, lo que significa para él no poder casarse con la persona a la que ama?—La visibilidad sería muy útil para construir esa agenda. En política, el testimonio es un valor importantísimo, porque da autoridad y es muy difícil de enfrentar. Cuando habla un diputado que fue víctima de la dictadura, lo escuchan con atención y respeto. No es una abstracción, es algo que esa persona vivió y lo puede transformar en una acción política —sostiene el diputado kirchnerista Remo Carlotto, que llegó al Congreso a partir de su militancia en los organismos de derechos humanos.—¿Por qué cree usted que eso no sucede en este caso?—Quizás, a lo largo de su militancia, estas personas hayan sentido acciones discriminatorias o hayan escuchado cosas en una reunión, dichas por personas que no sabían... cosas que están naturalizadas y que tenemos que cambiar. Además, la política tiene espacios de participación muy limitados. No se han reconstruido las estructuras orgánicas de los partidos y eso dificulta haya ciudadanos y ciudadanas que puedan manifestarse dentro de sus partidos desde una identidad sexual. ¿Qué pasaría si tuviéramos activistas gays o lesbianas que pudieran ser candidatos a legisladores, como pasó en España? Serían referentes de un sector de la sociedad que reclama sus derechos con una voz en el parlamento, y eso sería positivo.—Si algún diputado gay saliera del armario, ¿podría perjudicarlo políticamente?—No, al contrario. Creo que legitimaría más algunas posturas que pueda tener dentro del Congreso. Pero es fácil decirlo; uno trata de ponerse en su lugar. Además, si bien en Buenos Aires nadie se va a escandalizar por ver a una pareja gay de la mano, en otras provincias las cosas pueden ser diferentes. Por otra parte, estos legisladores no llegaron a la política desde una militancia relacionada con su identidad sexual. Fueron electos por otras cosas y quizás prefieran hablar desde una identidad ideológica o política y no desde la sexualidad.Adentro y afuera"¡Voten nuestras leyes!", corearon varias veces las miles de personas reunidas frente al Congreso en la última marcha del orgullo. El reclamo intentaba ingresar desde afuera a un edificio cerrado, valiéndose de la potencia de las voces que se sumaban y multiplicaban. Otras voces de adentro, que cuentan con la representación democrática de la ciudadanía, se pronuncian y trabajan a favor de esas leyes, pero no pueden usar el posesivo, llamarlas "nuestras".—En la última marcha del orgullo, varios diputados y diputadas heterosexuales encabezaron la columna de la FALGBT con las banderas del arcoiris, pero ninguno de los legisladores y legisladoras homosexuales participaron. ¿Por qué?—Yo trato de ponerme en el lugar de quien no puede ni siquiera dar ese paso, aunque sea como un diputado más —responde Carlotto— ¡Ojalá algún día todos puedan sostener la integralidad de su identidad y decir 'yo soy de este partido, pienso así y además tengo esta identidad sexual'! Somos todo eso y mucho más y sería bueno que todos podamos expresarlo. Sin embargo, muchos que no se manifiestan en público tienen igualmente acciones políticas en defensa de sus derechos. Y muchos otros los acompañamos y apoyamos.
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