Las primeras nupcias entre personas del mismo sexo en La Paz se efectuaron en 1995.
Desde entonces se celebraron 20, 14 entre hombres y 6 entre mujeres. La Prensa presenció la más reciente de éstas Mariana ama a Cristina. Tan segura está de su amor por ella que decidió casarse. Y era además consciente de lo que ello implica: una boda casi clandestina, sin familiares que celebren ese amor. Son lesbianas. La suya es la boda número 20 entre personas del mismo sexo de las que se tenga registro bajo la tutela y organización de la institución Asociación Civil de Desarrollo Social y Promoción Cultural (Adesproc) Libertad, que es un referente de la comunidad gay, lésbica, bisexual y trans (GLBT) en el departamento. Adesproc Libertad celebra las uniones entre personas del mismo sexo desde 1995 en La Paz. Y fue justamente el representante de esa entidad Alberto Moscoso quien ofició la unión de Mariana y Cristina, el sábado 27 de diciembre de 2008. En abril de 2001, Holanda fue el primer país de la historia en dar legalidad a la unión entre gays y lesbianas, pues aceptó el matrimonio civil. Por la Iglesia, ni hablar. En Latinoamérica, Colombia y Uruguay son las dos naciones que sí aceptan uniones entre personas del mismo sexo. En Bolivia, éstas no son legales. Por eso, matrimonios entre personas del mismo sexo son “simbólicos” en el país. Moscoso explica las motivaciones: “Lo realizamos, primero, porque creemos que todas las personas tenemos derecho a todo, y queremos demostrar ese amor a la sociedad. Pero también porque tenemos la esperanza de que, mediante el Plan Nacional de Derechos Humanos que se está trabajando en el Ministerio de Justicia, el matrimonio entre personas del mismo sexo cobre legalidad en un tiempo”. Ese proyecto de normas al que hace referencia Moscoso incluye a la Ley del Concubinato, la que, de ser aprobada con el Plan Nacional, sería la primera norma que dé “luz verde” a estas uniones. Casarse sólo por amor Ni Mariana (30) ni Cristina (30) son los nombres verdaderos de ellas. Mariana, quien invitó a La Prensa a su casamiento, pide que se guarden sus identidades. La petición se debe a que, más allá de haber sentido el rechazo de personas con las que creció y ama cuando se enteraron de su matrimonio con una mujer, sabe que si muchos se dan cuenta de que son ambas compañeras de vivienda y de vida pueden complicar su situación en el trabajo y en sus respectivas familias e incluso entre otros espacios. Mariana y Cristina son la sexta pareja de lesbianas que contraen matrimonio de las que Adesproc tenga registro, mientras que hasta este año fueron 14 parejas de hombres que contrajeron nupcias. Cada vez se da con mayor frecuencia, cuenta el representante de Adesproc Libertad. El primer año fue casi una osadía: “Fue una pareja de gays que aún sigue junta”. Y destaca que ninguno de los matrimonios se separó. Mariana explica el motivo: “A diferencia de muchas parejas heterosexuales, el matrimonio entre gays o lesbianas cobra más fuerza, porque no nos casamos porque una esté embarazada de la otra, por ejemplo. En este caso, nunca es por obligación. Pero no sólo que nada nos obliga, sino que todo está en contra de que confirmemos nuestro amor y compromiso en la relación ante la sociedad”. “Claro, puede ser 20 el número de parejas gays o lésbicas que se casaron con la ayuda de Adesproc, pero no se sabe cuántas bodas más entre personas del mismo sexo se celebraron en el país ni siquiera en el departamento. Es que el matrimonio es muy subterráneo”, comenta Mariana, quien desconocía que desde hace 13 años que Adesproc Libertad celebra matrimonios entre personas del mismo sexo en la ciudad de La Paz. Moscoso explica por qué las uniones entre mujeres son menos: “El movimiento lésbico aún no se muestra tan grande, numéricamente hablando, como el gay. Además, los gays fueron quienes, históricamente, visibilizaron con mayor fuerza esa realidad”. Asunto de papeles “Tú tienes que ser lo que tú quieras ser”, es parte de la letra de la canción Everything is possible (Todo es posible), de Fred Small. La canción es un himno a la libertad. Y se incluye en el documento matrimonial que Adesproc Libertad diseñó para sentar precedentes de cada pareja casada. Más allá del peso simbólico, el texto se firma con la esperanza de que se cambie el marco normativo para dar visto bueno a estas uniones en el país. Alberto Moscoso explica que el papel que firman los recién casados especifica la fecha en que las personas del mismo sexo comienzan su convivencia. El Plan Nacional de Derechos Humanos incluye la Ley del Concubinato, que, según explica el impulsor de esos matrimonios, podría dar curso legal a estos casamientos, porque reconoce la unión de hecho entre personas del mismo sexo. Así, las uniones certificadas por Adesproc Libertad pueden tramitar su reconocimiento legal después de dos años de convivencia, o sea, el documento de Adesproc certifica la fecha del enlace. “El primer texto de la nueva Constitución incluía la posibilidad de las uniones entre personas del mismo sexo, mientras que el último es una traición”, ya que el documento especifica los términos “hombre y mujer”. En el artículo 63 del proyecto constitucional se aclara: “I. El matrimonio entre una mujer y un hombre se constituye por vínculos jurídicos y se basa en la igualdad de derechos y deberes de los cónyuges”. Continúa en el parágrafo II: “Las uniones libres o de hecho que reúnan condiciones de estabilidad y singularidad, y sean mantenidas entre una mujer y un hombre sin impedimento legal, producirán los mismos efectos que el matrimonio civil, tanto en las relaciones personales y patrimoniales de los convivientes como en lo que respecta a las hijas e hijos adoptados o nacidos de aquéllas”. Mariana no duda en decir que ama a Cristina y que espera morir a su lado. Como una muestra de eso, en vez de ir a una fiesta a un lugar exclusivo de la comunidad GLBT, prefirió entrar en 2009 descansando y abrazada a su Cristina. Negaron su boda para evitar el rechazo de sus familiares, pero igual se casaron Mariana cambió, a última hora, el local de su matrimonio con Cristina, porque su abuela se enteró de que se casaría con otra mujer y armó un alboroto. Calmó a la anciana que ama y con quien se crió, negó la boda y rechazó su lesbianismo ante su abuela llorosa. Pero eso no la detuvo. El sábado 27 de diciembre por la tarde, vestía traje y corbata. Ella no suele usar ropa formal, pero sí le gusta cuidar su imagen. Parecía un muchacho de no más de 24 años, aunque es una mujer de 30. Cristina, su pareja, estrenó el vestido beige de novia. Largo y con encajes, como lista para posarse en el altar. Ambas estaban nerviosas antes de la ceremonia. Los invitados comenzaron a llegar a las 16.00 a la casa donde ambas viven desde hace un año y ocho meses. La celebración se extendió hasta la medianoche. El representante de la institución Adesproc Libertad Alberto Moscoso ofició la unión: la marcha nupcial sonó cuando Cristina salió de la habitación en que una pareja gay la había maquillado. Estaba hermosa. Otro gay fue portaaros. Los amigos eran un grupo de personas que aplaudía esa unión y que representaba a la diversidad: parejas gays de uno y otro sexo, una bisexual, parejas de heterosexuales y buena música para bailar. Pero ningún familiar. Algunas ausencias en la boda Mariana narra: “Mi hermana debía ser portaaros, mis primos se ofrecieron de padrinos de bebida y alguno de torta. Pero al final, para que mi abuelita no se sienta mal porque se enteró de las nupcias, tuve que decir que se anulaba todo. Pero sí me gustó que antes de que mi abuela se moleste y arme un problemón toda mi familia se alegró y me apoyaron”. Con Cristina es diferente. Sus padres ignoran por completo que la amiga con la que vive su hija es en realidad su pareja. Ignoran que se casaron. Su nueva esposa cuenta que eso la tenía triste hasta un día antes de la boda. Pero ya no lo está, porque ambas sabían que su felicidad implicaba ese tipo de pérdidas. La invitación fue delicada, en papel café, con un rosón envolviendo el sobre. Y el texto lleva frases que no son comunes: “Nuestro mejor capital es el amor que nos tenemos” y “lo esencial es invisible a los ojos”. Da la dirección del acontecimiento, pero no lleva los nombres de ellas ni de sus padres. Es un papel lleno de amor, pero sin identificaciones. Ellas se conocieron hace más de dos años y fueron pareja de inmediato. Comenzaron a vivir juntas hace un año y ocho meses, lo que las habilitó para contar con el apoyo de Adesproc, ya que Mariana dice que uno de los requisitos que exige esa institución que congrega a la comunidad gay, lésbica, bisexual y trans (GLBT) es que quienes decidan comprometerse deben convivir por lo menos un año. La familia y el amor Hace cuatro años, Mariana ya comentaba que el nacimiento de su sobrino la había conmovido. Entonces, ya se cuestionaba el hecho de que por su condición de lesbiana tal vez nunca pueda tener un hijo. “Con Cristina hablamos del tema al decidir casarnos, y ella está convencida de que quiere ser madre, no sé cómo vamos a hacer. Pero creo que la respuesta la hallaremos con el tiempo y los amigos nos ayudarán”. Mariana está segura de que Cristina será una excelente madre, pero cree que con las dos juntas, tal vez, el hijo que tengan —por el medio que sea— puede sentirse confundido por crecer entre dos mujeres: “O peor, digamos que lo fastidien al saber que sus madres son lesbianas, o cuando sea el Día del Padre. No quiero que se sienta mal”. Datos en el mundo sobre gays y lésbicas El primer país en aceptar matrimonios entre personas del mismo sexo fue Holanda. La legalidad fue anunciada en abril de 2001 en el país del continente europeo. En Latinoamérica son dos las naciones que permiten esa unión. Colombia lo permite desde 2007 y Uruguay dio curso el año pasado, 2008. Desde 1995, Adesproc tiene registro de las bodas entre gays y lesbianas. 14 son entre parejas de hombres y seis de mujeres, la anterior boda fue en diciembre. Ilegalidad La Constitución vigente no reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. El proyecto de Constitución tampoco lo admite, pese a los pedidos de organizaciones. Adesproc Libertad espera que el tema sea incluido en la Ley del Concubinato. Esta institución entrega certificados simbólicos como aval de las uniones.
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