Los gays no migran a Europa por temas laborales, la mayoría lo hace para vivir su homosexualidad más libremente.
Cada vez más son los homosexuales que se animan a dejar su países y fijar su residencia en Madrid, la capital mundial del orgullo gay. Sus motivos no son económicos como de la mayoría de los inmigrantes que cruza el Atlántico en busca de oportunidades, los suyos obedecen a buscar la libertad y la independencia que en sus países de origen no encuentran por su preferencia sexual.
Marcos, de 35 años, es agrónomo y trabajaba en empresa de semillas en su natal Venezuela, pero su preferencia sexual le causó más de un problema entre sus compañeros de trabajo que empezaron a discriminarle. "Trataba de que no se den cuenta pero cuando se enteraron me perdieron el respeto, cuando en realidad a un trabajador se le debe juzgar por su trabajo y no por gay", relata algo indignado. Un día, hace dos años, hizo las maletas y dejó atrás una vida acomodada pero "injusta" y empezó una nueva vida en Madrid. Con su uniforme de camarero y una sonrisa de satisfacción recorre las mesas de la terraza de un bar en el centro de la capital madrileña donde trabaja desde hace un año. "Estoy realizado, tengo mi pareja y no tengo que esconderme o negar mi naturaleza", dice convencido.
Iván es un colombiano de 30 que cursa un postgrado en finanzas en la universidad Alcalá de Henares. Con un tono pausado y sereno enumera algunos de los problemas, comunes en esta comunidad, que tuvo que vencer en su país y las barreras que aún le quedan por superar en España debido a su homosexualidad. En las mañanas hace las prácticas de su master en un Banco, donde no saben que es gay, y en las tardes es voluntario en una ONG pro gay. "Es algo natural, aquí no salimos a contarlo y la gente si se da cuenta lo asume también con naturalidad", explica.
En Colombia trabajaba en una refinería petrolera donde tuvo experiencias incómodas por su entorno "machista". "Siempre tienes temor de admitirlo, más si vives en una ciudad muy pequeña, pero tampoco voy por la vida de víctima", añade seguro de sus palabras. Iván aclara que su objetivo en España es buscar una oportunidad laboral en el área de su especialización y de paso vivir con libertad su vida personal.
La Fundación Triángulo, que desde 13 años trabaja en defensa de los derechos homosexuales y la promoción de espacios participativos para este colectivo, es una de las principales promotoras en España y también en muchos países latinoamericanos. Trabaja directamente con ellos en las áreas de cultura, salud, cooperación educación, entre otras áreas. Para Gerjo Pérez, uno de sus fundadores y director del Festival de Cine de la organización, la participación de los gays latinoamericanos ha ido aumentando en los últimos años, al punto que representan el 95% de los usuarios, entre voluntarios y participantes", de los diferentes programas y proyectos que tiene la ONG.
"Ellos vienen a España en busca de bienestar más que en busca de trabajo. Conozco a muchas personas que han dejado sus lujos para buscar en Madrid el bienestar personal y su libertad sexual", aclara.
En Latinoamérica, la homosexualidad aún es un tema tabú y muchos gays y lesbianas han dejado sus familias sin explicar sus verdaderos motivos como el dominicano Manuel, cuya familia no sabe que es gay pese de haber tenido una pareja durante seis años. "A los 19 años salí del armario pero siempre tenía mucho cuidado por el tema de las enfermedades. El mayor problema en nuestros países es que son sociedades muy cerradas", explica este diseñador de páginas web de 27 años. "Aquí la desventaja es que las relaciones son pasajeras por la misma razón de libertad que existe. Es difícil tener algo serio", añade algo resignado.
Pese de tener una relación estable hace siete meses con otro colombiano, Manuel ha decidido retornar a su país a finales de año y vivir "la libertad que aquí experimenta" pero en su propio país, en su casa y sobretodo que el visto bueno de su familia. "No podemos pasar la vida huyendo debemos enseñar en nuestros países a vivir con la tolerancia que existe aquí".
Las lesbianas son las que han tenido más dificultades para salir del armario en España. A algunas les ha llevado años reconocer su homosexualidad como es el caso de María F.F. que pese a estar casada y tener una hija en Ecuador, en Madrid ha descubierto su verdadera afinidad secual. "No sabía porqué no sentía nada cuando estaba con mi marido y creía que estaba mal de la cabeza cuando me sentía atraída por una mujer. Hace dos años he decidido andar de frente y vivir con mi actual pareja que es cubana", aclara.
El trabajo en la calle, un oficio en aumento
Una pequeña parte de la población inmigrante gay en España se dedica a ejercer como trabajadores masculinos del sexo, más conocidos también como chaperos. Aunque la mayoría de estos trabajadores provienen de Europa del Este, entre la población latinoamericana también se puede encontrar a un buen número de brasileños, venezolanos, mexicanos y dominicanos, según un estudio de la Fundación Triángulo. Los latinoamericanos en su mayoría se ofrecen en espacios virtuales como chat y portales de paginas gay o también en lugares cerrados como saunas, locales, discotecas exclusivas.
America Latina más tolerante
Tras años de intolerancia, el movimiento por los derechos de los gays en América Latina está saliendo del armario poco a poco. Los movimientos que luchan por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) se ven favorecidos por la existencia de gobiernos de izquierda que están empezando a promover leyes y proyectos a favor de estos grupos cada vez más numerosos.
Los derechos de los homosexuales comenzaron a extender en la Europa occidental democrática a finales de los 60 y en Estados Unidos a partir de los 70. América Latina se quedó atrás. A finales de los 90, la legislación comenzó a cambiar y dio luces de tolerancia. La revista Foreign Policy en su edición española, recoge la evolución jurídica a favor de este colectivo: En 1998, la nueva Constitución de Ecuador introdujo mecanismos de protección contra la discriminación basada en la orientación sexual. En 1999 Chile despenalizó las relaciones sexuales entre personas del mismo género. La asamblea legislativa del Estado de Río de Janeiro prohibió la discriminación por inclinación sexual en establecimientos públicos y privados en 2000. En 2002, Buenos Aires garantizó a todas las parejas, sin importar el género, el derecho a registrar las uniones civiles.
En 2003, México aprobó una ley federal antidiscriminación que incluía la orientación sexual. Un año después, el gobierno de Lula inició "Brasil sem homofobia" (Brasil sin homofobia), un programa con varias ONG para cambiar las actitudes sociales hacia la sexualidad. En 2006 México D. F. aprobó la Ley de Cohabitación Societaria, que otorgaba a las parejas del mismo sexo derechos maritales idénticos a las de hecho formadas por un hombre y una mujer. Uruguay creó una ley en 2007 que garantizaba acceso a subsidios por enfermedad, herencias, cuidado de los hijos y pensiones a todas las parejas que han cohabitado durante al menos cinco años. En 2008, Nicaragua reformó su código penal para despenalizar las relaciones entre personas del mismo género. Incluso el autoritario nuevo presidente de Cuba, Raúl Castro, ha admitido las operaciones gratuitas de cambio de sexo para los ciudadanos que cumplan los requisitos exigidos.
Dónde acudir
En la Fundación Triángulo, Calle Meléndez Valdez
En la Fundación Triángulo, Calle Meléndez Valdez
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