lunes, 6 de abril de 2009

Los 10 tipologías más extendidas de funcionario






Los 10 tipologías más extendidas de funcionario
La declaración de la renta, la renovación del DNI, la inscripción de tu empresa en el Registro Mercantil... Todas estas tareas que en principio deberían ser sencillos trámites se convierten en auténticas odiseas, a veces divertidas y otras odiosas, que te hacen perder días y días de tu vida. Conoce de la mano de ElCliché las diferentes especies de funcionario que habitan los edificios de administraciones públicas.
10. La lesbiana eficiente.
Si hay algo bueno en las lesbianas es que si son funcionarias suelen solidarizarse contigo por ser tio y te solucionan la papeleta en un momento. Este especimen disfruta especialmente haciendo quedar como verdaderas ignorantes a sus compañeras más femeninas. “Ven para acá anda... que ya te lo hago yo” suelen decir con desdén, como si tuvieran una cerveza en una mano y un cigarro en la otra.
Evidentemente, no es así, y en su luegar sujetan el matasellos y algún formulario de esos que tienes que rellenar y siempre te falta algún dato.
9. El maricón.
Si hay lesbianas, obvio, también tiene que haber mariconchis. Su forma de actuar es completamente diferente a la de las lesbianas eficientes. Suelen vestir ordinarias camisetas de marca con logos inabarcables por el ojo humano para demostrar que su sueldo de funcionario es medio-alto y también para pretender transmitir al ciudadano de a pie que se cree diferente al resto de funcionariado. Cuando te administran algo, el DNI por ejemplo, te cogen el dedito índice con una sonrisa y te lo llevan hasta el papelito blanco. Si llevas algo como una chapa de lo que sea, o cualquier distintivo concreto suelen intentar empatizar contigo para hacer como que saben de todo.
8.La que va de maja y es una bruja.
Una de las especies que más ha perpetuado. Están por todas partes, ya sea en Hacienda, en el Registro Mercantil, haciendo pasaportes. Tienen la habilidad innata de joderte mientras ellas no paran de sonreír pareciendo, incluso, que están siendo majas contigo. “Ay cielo, lo siento pero te faltan las fotos” “Mire, es que me habían dicho que para renovación del DNI electrónico no hacían falta más fotos” “Ay cariñoooo, pues no. Jooo, lo siento, mira corazón, pásate mañana eh? Que te lo solucionamos en un momentito” “No puede ser hoy, es que me urge mucho” “Uyyyy alaja, qué más quisiera yooooo, pero chico, no puedo” y ya con los dientes apretados te espetan “Venga hermoso, que tengo gente esperando”." Mira, Charo, te voy a enseñar mi nuevo DNIe, vale para todo chica..."
7. La inútil (valga la redundancia)
No sabe hacer nada, vamos, sabes tú más que ella y es tu intuición la que la guía a través de esas aplicaciones informáticas que parecen diseñadas en el año 1980. Algunas siguen trabajando con MS-DOS. Encima este espécimen suele ser patoso, tiene las yemas de los dedos llenas de pegamento de barra, la camisa salpicada de café, el pelo sin atusar. Vaya, que hasta te llega a dar pena la pobre.
6. La rata de biblioteca.
La inteligencia emocional o inteligencia práctica no es el fuerte de este tipo de funcionaria. Se empeñan en seguir todos los pasos del protocolo aunque sean completamente innecesarios y supongan una dilatación engorrosa del trámite que estás llevando a cabo. Estas asquerosas suelen estar en el Registro Mercantil. “Mira, me tienes que traer la copia de los poderes de la empresa” “Mira, es que ya los tenéis, es simplemente una modificación del nombre del Administrador” “Ya cariño, pero sin una copia de los poderes no puedo” “Mira, aquí tengo las escrituras, a ver si te valen” “No, necesito el documento de poderes, pídeselo al gerente o si tienes trato con el notario que os lleva las cosas en la empresa, pues a él”. Nada que hacer, otro día perdido en uno de esos edificios que aún huelen a tabaco negro de cuando aún se permitía fumar en las administraciones públicas.
5.El Gracioso.
Siempre está el típico humorista frustrado que un día decidió hacerse funcionario. Su protocolo de actuación es hacer chistes fáciles sobre el clima, sobre la foto que entregas para el trámite que estás realizando.
Efectivamente, gracia no tiene ninguna y no consigue más que ponerte aún más nerviosos y aumentar tu nivel de odio hacia las administraciones públicas."Naturaleza muerta, también conocido como Ministerios de Administraciones Públicas"
4.La que duda de todo.
“¿Puedo consultar la vida laboral en Internet con el DNIe?” Bendita la hora en la que preguntaste la cuestioncita. La tía se levanta empieza a ojear manuales, folletos, pregunta a todo cristo y tú mientras de cagas en ti mismo por haber hecho una pregunta absurda, de la que conoces la respuesta pero que has emitido para darle un poco de conversación a la pobre mujer mientras se te graban los datos en el chip del nuevo carnet. Al final le dices “no tranquila, no pasa nada, ya llamaré a la Seguridad Social” ¿Crees que ya ha acabado todo? Ni lo sueñes, hasta que la pobre no encuentra el epígrafe en el que se explica cómo consultar tu vida laboral, no para. Cuando todo termina te dan ganas de invitarle a una Tila para que se relaje.
3. La hippie excéntrica de pelo blanco.
En cualquier administración pública puedes ver a uno de estos ejemplares. Suelen desenvolverse de maravilla en oficinas de Correos sobre todo. Lucen una larga melena blanca tipo bruja, unos 50 años de edad, pantalones de lino salvaje ajados por el paso del tiempo y alguna camiseta de algodón 100% con el logotipo de alguna comunidad autónoma o ciudad. Les encantan las de Mojácar o la clásica “Alguien que me quiere mucho me ha traido esta camiseta de _________” A rellenar según el ejemplar. Suele ser Salamanca, eso sí.
2.La enciclopedia con patas.
Otro ejemplar muy extendido es el que se pone a comentarte sus últimos conocimientos adquiridos. “Anoche vi un documental sobre las ranas verdirojas del Amazonas” y empieza a contarte que es un auténtico apasionado de los anfibios, que tiene algunas ranas en casa, etc. También puede empezar a hablar de cualquiera de sus otras aficiones raras. “Colecciono sellos de sistema de correos argentino” o el tan típico como real “Construyo barcos dentro de botellas”. Para colmo, no se quedan a gusto si no te recomiendan que te inicies en alguna de esas aficiones.
1. El gordo que lo sabe todo.
En cualquier edificio del Estado hay siempre un gordo, como apartado del resto de funcionarios, que lo sabe todo y al que todo el mundo va a preguntar. “Un segundito, voy a ir a preguntarle a mi compañero Ginés”. Entonces ves cómo la funcionaria dubitativa va hasta el final de la fila de mesas y le pregunta a una masa que se mueve como gelatina y balbucea palabras que tú ni alcanzas. Sueles oir más cómo tose y cómo su respiración produce pitos, de lo gordo que está y todo lo que fuma claro. Fíjate tú, si esta rama de los funcionarios fuera de gente delgada todo iría más rápido.

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