viernes, 17 de abril de 2009

Hasta que el voto nos separe



Lo logrado esta semana es histórico y radicalmente diferente de lo que pasó en California.

NUEVA YORK.- “Hasta que la muerte nos separe” es la promesa que muchas parejas heterosexuales se hacen al contraer matrimonio religioso. “Hasta que el voto nos separe” se convirtió en la promesa obligada que las parejas del mismo sexo se hicieron en California con la decisión de la llamada propuesta 8, de noviembre de 2008, que dio marcha atrás a la legalización de los matrimonios gays en ese estado.
Sin embargo, tal peligro podría desaparecer pronto. Iowa y Vermont se sumaron a Massachusetts y a Connecticut en aprobar los matrimonios legales para las parejas del mismo sexo. En los próximos meses otros cuatro estados (Nueva York, New Hampshire, Nueva Jersey y Maine) decidirán también sobre este tema, al tiempo que la Corte Suprema de California deberá decidir si la propuesta 8 fue inconstitucional, abriendo nuevamente el camino para los matrimonios gays en este estado.
En otras palabras, en el escenario más optimista para los activistas del matrimonio entre parejas del mismo sexo, 2009 podría cerrar con nueve estados que reconocen legalmente los matrimonios gays, lo cual es una bocanada de aire después de que en los pasados años, 29 estados aprobaron enmiendas constitucionales que limitan el matrimonio legal a las parejas del mismo sexo.
Lo logrado esta semana es histórico y radicalmente diferente de lo que pasó en California. Por primera vez en la historia de EU, el Congreso de un estado (Vermont) legalizó los matrimonios entre parejas del mismo sexo y lo hizo de manera doble, primero aprobándolos y después eliminando el veto que el gobernador republicano del estado había firmado para impedir la entrada en vigor de esa ley. La aprobación del Congreso de Vermont rompe un patrón en la lucha de los activistas por el matrimonio gay. Casi todas sus victorias respecto al reconocimiento de las relaciones entre parejas del mismo sexo se habían dado por decisiones judiciales, lo que paradójicamente es la forma menos democrática para la expansión de los derechos de un grupo marginado.
La decisión legislativa de Vermont podría causar un efecto bola de nieve, haciendo que las legislaturas de otros estados también se animen a someter a voto medidas similares, justo como pasó en México cuando en 2001 Enoé Uranga sometió las sociedades de convivencia a la Asamblea Legislativa del DF, lo que causó que hasta ocho estados más analizaran medidas similares y que Coahuila también aprobara uniones civiles en 2007.
Respecto al caso de Iowa, al igual que en California, fue la Corte del estado la que legalizó los matrimonios gays.
Sin embargo, a diferencia de California, en Iowa las leyes para enmendar la Constitución y para llamar a referéndum son mucho más estrictas que la mayoría simple (50% más 1) que rige en California. Varios expertos legales de organismos como Empire State Pride Agenda me dijeron que consideran que los matrimonios gays en Iowa están “blindados,” al menos hasta 2011.
Por ello, si al finalizar 2009 son nueve los estados los que tienen matrimonios gays, la opinión pública de los estadunidenses con respecto a este tema podría cambiar más rápidamente de lo que ha cambiado en apenas diez años.
Según Gallup, sólo 27% de los estadunidenses estaba a favor de los matrimonios gays en 1999. En contraste, una encuesta de CNN de diciembre de 2008 revela que el apoyo a los matrimonios gays había aumentado a 44% a nivel nacional, pero lo más relevante de esta encuesta es que entre las personas de 18 a 45 años el apoyo se incrementa hasta 54%, demostrando que hay una brecha generacional con respecto a este tema.
Pese a todos los argumentos que los sectores más conservadores de la derecha esgrimen en torno al matrimonio, lo cierto es que el matrimonio como institución ha cambiado radicalmente en este país. Por poner un ejemplo, no fue sino hasta 1968 que se permitieron los matrimonios legales entre blancos y negros en EU, al tiempo que aún en 1991 la opinión pública estaba partida a la mitad respecto a los matrimonios interraciales. En otras palabras, tal vez no esté lejano el día en el que las parejas del mismo sexo también obtengan el derecho democrático de prometerse, “hasta que el abogado nos separe…”

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