Freeheld, Oscar al mejor corto documental, muestra la lucha de una pareja de lesbianas contra la discriminación en Estados Unidos. Un país que este mes ha visto cómo recortan sus derechos civiles.
A PESAR de la euforia por la victoria de Obama en las elecciones de Estados Unidos, la alegría ha sido algo amarga para buena parte de la comunidad homosexual que claramente apoyaba al ganador. Porque, en las mismas elecciones, California votó en referendo a favor de la famosa Propuesta 8, que pedía modificar la Constitución del Estado para definir el matrimonio sólo como la unión entre hombre y mujer, lo que supondrá derogar la decisión del Tribunal Superior de Justicia de California que legalizó en mayo las uniones homosexuales. Paralelamente, dos propuestas similares ganaban con holgura en Arizona y Florida.
Obama, que ganó en California y Florida, se opone, como McCain, a las bodas gays. Aunque el senador por Illinois se ha cuidado mucho de no sonar tan radical como su contrincante republicano: argumenta que la palabra matrimonio es un concepto "teológico" y "entiende" que en el ámbito religioso no se quiera usar este término. Cree, sin embargo, "como líder de la comunidad civil", que "es un derecho que se debe dar". Y en su primer discurso como presidente electo, en el Grant Park de Chicago, reconoció la necesidad de la igualdad de derechos para todos en la América del "cambio": "Es la respuesta de jóvenes y viejos, ricos y pobres, demócratas y republicanos, negros, blancos, hispanos, asiáticos y nativos, gays y heteros".
Un guiño hacia la comunidad gay que nunca sabremos si hubiera convencido a Laurel Hester, que falleció el 18 de febrero de 2006. Tenía un cáncer terminal. Los últimos meses de su vida los dedicó a luchar para que su pareja, una mujer como ella, obtuviese la pensión de viudedad como ocurriría en cualquier otro matrimonio. Las últimas 10 semanas de vida de Laurel, policía durante 25 años, y su chica, Stacie Andree, se convirtieron en Freeheld, un filme de argumentos poderosos que se ha llevado este año el Oscar al mejor documental corto.
Pero la estatuilla no ha sido el único trofeo. Hasta 14 festivales en todo el mundo, entre los que destaca Sundance, han reconocido el mérito de una cinta que busca llamar la atención de un país en el que sólo Massachusetts y Connecticut permiten este tipo de enlaces, y donde sólo unos poquitos Estados más (entre ellos, Nueva Jersey, donde hubo condados reticentes, como el de Ocean, en el que se desarrolla la película) reconocen derechos similares, pero sin llamarlo matrimonio.
Laurel, que murió un mes después de lograr su objetivo, no ha podido disfrutar de Freeheld. Stacie lo ha hecho por ella: "Lo que más me gusta del éxito no son los premios, sino que haya podido servir para algo", revela la viuda por e-mail. Hablamos con Cynthia Wade la pasada semana en Madrid, donde presentó el documental en La Casa Encendida junto a su marido y productor, Matthew Syrett.
EP3. ¿Cómo era Laurel?
Cynthia Wade. Tenía las ideas claras y era disciplinada. Creía que si seguía las reglas y trabajaba duro... la justicia triunfaría. Para ella fue un choque cuando le negaron la pensión.
EP3. ¿Qué siente Stacie tras el éxito de la película?
C. W. Cree que es una mirada honesta. Pero para ella es muy doloroso ver la película. Por eso, desde que empezamos en Sundance a ir de festival en festival, he sido muy cautelosa con lo que le he pedido.
EP3. ¿Le ha acompañado de festivales?
C. W. A muy pocos. Vino a los Oscar. Allí hubo gente que se le acercaba para darle las gracias y decirle que la película podría contribuir a cambiar las cosas. Y ella así lo cree. Pero ahora quiere pasar página.
EP3. ¿Le afectó personalmente vivir la historia junto a Laurel y Stacie?
C. W. Sí... Sabía que ella iba a morirse pronto. Pero, claro, te afecta. Es triste, dramático. Y después de un año sale el trauma, y te sientes confundida como cineasta. Ya no veo la película cuando acudo a una presentación. Prefiero no pasar por ello.
EP3. Los ex compañeros de Laurel en la comisaría ¿qué le cuentan?
C. W. Hablo con Dane, que, a su vez, adora a Stacie. Está orgulloso de la peli. [Se refiere a Dane Wells, amigo de Laurel, compañero suyo de patrulla policial y republicano confeso. "Como tantos americanos, siempre he sido un votante egoísta y generalmente he prestado atención sólo a asuntos que me afectaban directamente", explica a EP3 por e-mail; "sin embargo, la situación de Laurel me hizo fijarme en las desigualdades sociales. Me di cuenta de que EE UU tiene ciudadanos de segunda"].
EP3. En la cinta, Dane dice: "De lo que estamos hablando aquí hoy no es diferente de las fuentes para beber agua separadas o de los asientos en la parte trasera del autobús", en referencia a la discriminación a los negros y la segregación que existía antiguamente en EE UU...
C. W. Sí, sí, sí. ¡Es que estamos ante la última frontera por conquistar en los derechos civiles! Cuando mis hijos crezcan, mirarán hacia atrás, hacia esta época, y no se creerán que denegásemos la igualdad para gays y lesbianas.
EP3. ¿Cómo ha digerido el éxito de la película?
C. W. Tengo sentimientos encontrados. He triunfado con lo del Oscar, pero ha sido un año apasionante a la vez que incómodo.
[En ese momento interviene su marido, Matt, y desvela dónde guardan el oscar: "Está en un armario". Y sigue ella: "No lo quiero mirar. Siento demasiada presión. Sólo me preguntan por la carrera al Oscar, ya sabes, que si los futuros proyectos no serán tan buenos... Estoy cansada. ¡Sólo quiero ser una buena madre!"].
EP3. Ha hecho ya seis documentales, todos de temática social y siempre en EE UU...
C. W. Soy madre de dos niños. Así que no me marcharía a Irak o Afganistán.
Un guiño hacia la comunidad gay que nunca sabremos si hubiera convencido a Laurel Hester, que falleció el 18 de febrero de 2006. Tenía un cáncer terminal. Los últimos meses de su vida los dedicó a luchar para que su pareja, una mujer como ella, obtuviese la pensión de viudedad como ocurriría en cualquier otro matrimonio. Las últimas 10 semanas de vida de Laurel, policía durante 25 años, y su chica, Stacie Andree, se convirtieron en Freeheld, un filme de argumentos poderosos que se ha llevado este año el Oscar al mejor documental corto.
Pero la estatuilla no ha sido el único trofeo. Hasta 14 festivales en todo el mundo, entre los que destaca Sundance, han reconocido el mérito de una cinta que busca llamar la atención de un país en el que sólo Massachusetts y Connecticut permiten este tipo de enlaces, y donde sólo unos poquitos Estados más (entre ellos, Nueva Jersey, donde hubo condados reticentes, como el de Ocean, en el que se desarrolla la película) reconocen derechos similares, pero sin llamarlo matrimonio.
Laurel, que murió un mes después de lograr su objetivo, no ha podido disfrutar de Freeheld. Stacie lo ha hecho por ella: "Lo que más me gusta del éxito no son los premios, sino que haya podido servir para algo", revela la viuda por e-mail. Hablamos con Cynthia Wade la pasada semana en Madrid, donde presentó el documental en La Casa Encendida junto a su marido y productor, Matthew Syrett.
EP3. ¿Cómo era Laurel?
Cynthia Wade. Tenía las ideas claras y era disciplinada. Creía que si seguía las reglas y trabajaba duro... la justicia triunfaría. Para ella fue un choque cuando le negaron la pensión.
EP3. ¿Qué siente Stacie tras el éxito de la película?
C. W. Cree que es una mirada honesta. Pero para ella es muy doloroso ver la película. Por eso, desde que empezamos en Sundance a ir de festival en festival, he sido muy cautelosa con lo que le he pedido.
EP3. ¿Le ha acompañado de festivales?
C. W. A muy pocos. Vino a los Oscar. Allí hubo gente que se le acercaba para darle las gracias y decirle que la película podría contribuir a cambiar las cosas. Y ella así lo cree. Pero ahora quiere pasar página.
EP3. ¿Le afectó personalmente vivir la historia junto a Laurel y Stacie?
C. W. Sí... Sabía que ella iba a morirse pronto. Pero, claro, te afecta. Es triste, dramático. Y después de un año sale el trauma, y te sientes confundida como cineasta. Ya no veo la película cuando acudo a una presentación. Prefiero no pasar por ello.
EP3. Los ex compañeros de Laurel en la comisaría ¿qué le cuentan?
C. W. Hablo con Dane, que, a su vez, adora a Stacie. Está orgulloso de la peli. [Se refiere a Dane Wells, amigo de Laurel, compañero suyo de patrulla policial y republicano confeso. "Como tantos americanos, siempre he sido un votante egoísta y generalmente he prestado atención sólo a asuntos que me afectaban directamente", explica a EP3 por e-mail; "sin embargo, la situación de Laurel me hizo fijarme en las desigualdades sociales. Me di cuenta de que EE UU tiene ciudadanos de segunda"].
EP3. En la cinta, Dane dice: "De lo que estamos hablando aquí hoy no es diferente de las fuentes para beber agua separadas o de los asientos en la parte trasera del autobús", en referencia a la discriminación a los negros y la segregación que existía antiguamente en EE UU...
C. W. Sí, sí, sí. ¡Es que estamos ante la última frontera por conquistar en los derechos civiles! Cuando mis hijos crezcan, mirarán hacia atrás, hacia esta época, y no se creerán que denegásemos la igualdad para gays y lesbianas.
EP3. ¿Cómo ha digerido el éxito de la película?
C. W. Tengo sentimientos encontrados. He triunfado con lo del Oscar, pero ha sido un año apasionante a la vez que incómodo.
[En ese momento interviene su marido, Matt, y desvela dónde guardan el oscar: "Está en un armario". Y sigue ella: "No lo quiero mirar. Siento demasiada presión. Sólo me preguntan por la carrera al Oscar, ya sabes, que si los futuros proyectos no serán tan buenos... Estoy cansada. ¡Sólo quiero ser una buena madre!"].
EP3. Ha hecho ya seis documentales, todos de temática social y siempre en EE UU...
C. W. Soy madre de dos niños. Así que no me marcharía a Irak o Afganistán.
Me siento cómoda trabajando en ambientes domésticos. Y busco siempre a mujeres fuertes para mis películas.
EP3. ¿Hay que ser gay o lesbiana para luchar por estos derechos?
C. W. No se ganará la batalla hasta que tengamos muchos aliados heterosexuales. Cuando fui a Sundance tenía miedo de que mi película no fuera legítima porque estoy casada con un hombre. Pero no es así. Cuando la falta de derechos se convierte en algo personal, las personas pueden convertirse en aliados inesperados. Como Dane. Se dio cuenta de que hacía lo correcto apoyando a Laurel. Cuanto más personal sea, más complicado lo tendrán los conservadores para denegar igualdad de derechos.
EP3. ¿Mejorará EE UU con Obama?
C. W. Me encanta Obama. Pero quizá hemos depositado demasiadas expectativas. Casi como si fuera un superhéroe. Aun así, espero mucho de él. Nosotros vivimos en Nueva York y allí han vuelto a ondear las banderas estadounidenses, desaparecidas durante la época de Bush.
EP3. No estaban orgullosos de EE UU...
C. W. Mire, nunca nos habíamos sentido orgullosos de un político como con Obama. Mi marido y yo, que tenemos 41 años, casi siempre hemos vivido bajo administraciones republicanas. Clinton nos gustaba, pero nunca habíamos experimentado algo como lo de Kennedy.
EP3. ¿Hay que ser gay o lesbiana para luchar por estos derechos?
C. W. No se ganará la batalla hasta que tengamos muchos aliados heterosexuales. Cuando fui a Sundance tenía miedo de que mi película no fuera legítima porque estoy casada con un hombre. Pero no es así. Cuando la falta de derechos se convierte en algo personal, las personas pueden convertirse en aliados inesperados. Como Dane. Se dio cuenta de que hacía lo correcto apoyando a Laurel. Cuanto más personal sea, más complicado lo tendrán los conservadores para denegar igualdad de derechos.
EP3. ¿Mejorará EE UU con Obama?
C. W. Me encanta Obama. Pero quizá hemos depositado demasiadas expectativas. Casi como si fuera un superhéroe. Aun así, espero mucho de él. Nosotros vivimos en Nueva York y allí han vuelto a ondear las banderas estadounidenses, desaparecidas durante la época de Bush.
EP3. No estaban orgullosos de EE UU...
C. W. Mire, nunca nos habíamos sentido orgullosos de un político como con Obama. Mi marido y yo, que tenemos 41 años, casi siempre hemos vivido bajo administraciones republicanas. Clinton nos gustaba, pero nunca habíamos experimentado algo como lo de Kennedy.
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